Diego Méndez, arquitecto y director de las obras del
Valle,
publicó en 1982 el libro
El Valle de los Caídos:
idea, proyecto, construcción,
en el que describía el proceso de construcción de la
obra.
En él explicaba que el lugar
fue elegido personalmente por Francisco Franco:
«Personal tarea del
Caudillo fue, en largas excursiones a caballo y a pie, la búsqueda incesante de
lo que habría de ser el Valle de los Caídos. En la sierra de Guadarrama tenía
que hallarse el escenario tantas veces por él intuido. No se trataba de
encontrar un emplazamiento, sino de descubrirlo e identificarlo. [...]
En los primeros días del
año 1940 el Caudillo propuso al General don José Moscardó Ituarte [...] una
nueva excursión, que sería la definitiva. Ambos tomaron el camino de la sierra
y, desde el Alto de los Leones, estudiaron una vez más los valles que se
precipitan hacia Segovia y Madrid. Descendieron luego hacia Guadarrama para
seguir después la carretera de El Escorial, y se detuvieron ante una hondonada
que se abre en dirección a la sierra: la finca de Cuelgamuros.
Siguiendo entre pinos un
camino a la derecha, se alzaba un hermoso risco. [...] “Altar Mayor” era, en
los mapas, el nombre del cerro de granito. La subida no fue fácil, pero hasta
la cima llegó el Caudillo. Tras él, Moscardó. Creyeron haber encontrado el
sitio.
Mas, al divisarlo
completo desde lo alto, vieron que, hacia el oeste, se erguía otro risco más
elevado y majestuoso que el “Altar Mayor”: el “Risco de la Nava”. El nombre era
menos sugestivo, pero su forma era la deseada. Éste iba a ser el cerro
imponente y rocoso en cuyas entrañas se abriría la gran cripta y en cuya cima
se erigiría la gran Cruz. Por fin había sido encontrado el lugar buscado».
***
El Risco de la Nava se encuentra
en el valle de Cuelgamuros, en la sierra de
Guadarrama,
a menos de 10 kilómetros del monasterio de El
Escorial.
La Dehesa de Cuelgamuros
formó parte del antiguo Real de Manzanares,
y hoy está en el término municipal de San Lorenzo
del Escorial.
Fue, desde el siglo Xl, una zona de pastos y caza
comunal
de todos los lugares del sexmo de Manzanares.
Desde el Risco, en el horizonte, puede verse
el puerto de Navacerrada y la altura de La Bola del
Mundo,
Cercedilla y la llanura de El Escorial,
el pico de Abantos, el más elevado del lugar, de
1.750 metros,
que separa el Valle y San Lorenzo de El Escorial...
En la cresta de la montaña se ve la cerca del Valle
de los Caídos,
línea divisoria entre las provincias de Madrid y
Ávila.
***
Hacia el norte del Valle se halla el pantano de La
Jarosa.
Fue construido en 1968 para servicio de la Sierra.
Se emplazó en la aldea de la Herrería, despoblada
dos siglos antes.
Aún se conservan los restos de la torre de la ermita
de San Macario,
en las praderas que rodean el embalse.
Cuando baja el nivel del agua,
se puede pasear entre las ruinas de las antiguas
casas de la aldea
que quedó bajo las aguas del pantano.
***
El complejo arquitectónico
del monasterio de la Santa Cruz del Valle de los
Caídos
fue construido entre 1940 y 1957.
La construcción del monumento se encargó
al Director General de Arquitectura, Pedro Muguruza
Otaño,
autor del proyecto original y realizador de las
obras hasta 1948,
fecha en que tuvo que dejarlas por enfermedad.
En 1950 asumió la dirección de las obras Diego
Méndez González,
autor del proyecto de la Cruz
y bajo cuya supervisión se terminarán los trabajos.
Para construir la basílica, subterránea,
se horadó la roca del Risco de la Nava.
La nave está constituida por un túnel de 262 metros
de largo,
lo que la hace la iglesia de mayor longitud del
mundo,
más larga que la basílica de San Pedro del Vaticano.
Por ello, se cuenta que el Cardenal Gaetano
Cicognani, en 1960,
se negó a consagrarla si no se reducía su dimensión.
La cuestión se solventó convirtiendo parte de la
nave
en entrada al recinto.
Sobre el crucero se levanta la cúpula.
Y casi en la vertical de la misma, sobre el risco,
se halla la base de la Cruz.
La mayor Cruz del mundo, visible a muchos kilómetros
de distancia.
Para ocupar la abadía se recurrió
a monjes benedictinos del monasterio de Silos.
En 1960 el Cardenal Gaetano Cicognani, Legado
Pontificio,
consagró la iglesia abacial y le confirió el título
de basílica.
***
Junto a los edificios de la abadía, detrás de la
hospedería,
nace el arroyo Guatel.
El arroyo recorre toda la hondonada,
pasa junto a la entrada del Valle
y desemboca en el Guadarrama.
Los arquitectos del Valle proyectaron construir una
presa
para convertir en pequeño lago una parte del
riachuelo,
pero se desechó la idea por temor a que la laguna
se convirtiera en foco de paludismo.
La carretera de acceso al monumento del Valle de los
Caídos
cruza el arroyo sobre un viaducto,
pasados “Los Juanelos”.
***
En la entrada al recinto de la finca de Cuelgamuros
se encuentran los llamados “Juanelos”.
Desde ahí, unos 6 kilómetros de carretera conducen
al monumento.
“Los Juanelos” son unos monolitos cilíndricos de
granito
de una sola pieza
de 1'50 metros de diámetro y 11 metros de altura.
Son cuatro, situados dos a cada lado de la
carretera.
Fueron hechos tallar en tiempos de Felipe II
por Juanelo Turriano, el que fuera relojero de
Carlos I,
para un proyecto que finalmente no se llevó a cabo.
Los monolitos quedaron abandonados,
tres en Nambroca y uno en Sonseca,
pueblos de la provincia de Toledo.
Dicen que finalmente se quedaron ahí,
a la entrada del Valle, a mitad de camino,
porque tampoco esta vez pudieron llegar a su
destino,
el monumento,
ya que el viaducto que cruza el arroyo Guatel
no podía soportar tanto peso.
***
Junto a Los Juanelos arranca también el Via Crucis.
Un camino enlosado de granito del valle,
de unos 5 kilómetros y más de 2.000 peldaños.
Se inició su construcción en 1944,
poco después de terminada
la carretera de acceso al Valle de los Caídos.
La calzada parte de un lado de la carretera
y recorre los riscos de Las Pilas y Altar Mayor.
En la puntas de las crestas de éstos
hay unas pequeñas construcciones solitarias, en
forma de conos,
capillas que forman parte de Via Crucis.
Cinco estaciones – las I, II, V, VIII y X – tienen
capillas.
Otras seis son meras rocas naturales,
pues el Via Crucis quedó inacabado.
La estación XII es el conjunto llamado de Las Tres
Cruces,
con el que se alcanza de nuevo la carretera,
antes de subir a la explanada.
La decimotercera es la estatua de la Piedad
situada sobre la puerta de la basílica.
La decimocuarta estación es la capilla del Cristo
yacente,
ubicada en el crucero de la iglesia.
***
¿Por qué Franco eligió este lugar
para erigir el monumento?
Parece ser que el General Franco tenía
cierto interés por el esoterismo y el misticismo
y en ocasiones buscó la opinión de paragnostas.
El más conocido fue el cabalista Corintio Hazá, un
judío sefardita
que compaginaba su trabajo como comerciante en
Tánger
con sus actividades como curandero y ocultista;
hay quien le ha atribuido la elaboración del
“Victor”,
el símbolo adoptado por Franco como talismán
protector.
También tenía el General devoción por algunas
reliquias:
El brazo incorrupto de Santa Teresa,
el Santo Sudario de Oviedo,
la Cruz de la Victoria
(enarbolada por don Pelayo en la batalla de
Covadonga)...
Asimismo, Franco mantenía buenas relaciones
con algunas órdenes religiosas:
los jesuitas, que en tiempos recientes
han realizado construcciones sobre vórtices
energéticos;
los agustinos de El Escorial,
que quizás conocieran la razón por la que Felipe II
eligió,
a pesar de las numerosas críticas,
ese lugar tan apartado de la Villa de Madrid
para construir su monasterio...
Es posible que Franco les pidiese consejo
para encontrar un emplazamiento adecuado para su
proyecto,
y que los frailes le hablasen de la magia del lugar.
Tal vez los alrededores de El Escorial
ya habían sido recorridos en tiempos del hijo del
Emperador,
y enclaves de interés telúrico
como la Silla de Felipe II y el Risco de la Nava
habían quedado anotados en algún archivo.
***
El radiestesista Epifanio Alcañiz,
investigador de las energías telúricas,
afirma que el peñasco conocido como Risco de la Nava
es un enclave energético, un lugar de poder.
Y añade que no es habitual que se elija un lugar de
poder
para una construcción del siglo XX.
Según Alcañiz, la alteración telúrica que hay en el
Valle
es similar a la que existe en Stonehenge.
Asegura el radiestesista que el Via Crucis del Valle
se diseñó
sabiendo en qué lugar habían de situarse las
distintas estaciones.
Que alguien con conocimientos radiestésicos
eligió los puntos precisos.
Así, quizás detrás del proyecto del valle de
Cuelgamuros
hubo un radiestesista capaz de detectar los
vórtices.
Un radiestesista que tal vez
considerase todo el Risco de la Nava como un enorme
vórtice...