Ya vio el Cid que de su rey no podía esperar gracia.
Partió
de la puerta, entonces, por la ciudad aguijaba.
Llega
hasta Santa María , y a su puerta descabalga;
las
rodillas hincó en tierra y de corazón rezaba.
Cuando
acaba su oración, de nuevo mío Cid cabalga;
salió
luego por la puerta y el río Arlanzón cruzaba.
Cantar de Mio Cid
No hay comentarios:
Publicar un comentario