lunes, 3 de febrero de 2014

BUITRAGO DEL LOZOYA, II




De la coracha de la muralla de Buitrago
arrancaba un puente
que comunicaba el castillo con la “Casa del Bosque”.

La Casa del Bosque era una casa de campo
para recreo de los Duques del Infantado,
que utilizaron los bosques circundantes como área de caza.


Es una obra casi desconocida,
de las muchas que realizaron los Mendoza en Buitrago.

Se encuentra a unos 2 kilómetros de Buitrago,
en la colina del otro lado del río,
dentro de la finca de “El Bosque”
(propiedad actualmente de la Comunidad de Madrid).


Fue Íñigo López de Mendoza, el primer Marqués de Santillana,
quien, en el siglo XV, convirtió la llamada Dehesa del Bosque
en un coto de caza mayor.

Otro Íñigo López de Mendoza, el quinto Duque del Infantado,
amigo de Felipe II,
encargó, a finales del siglo XVI, la construcción del palacio,
obra que dirigió Diego de Valera, maestro alarife de la casa ducal.


Era un palacete rústico de estilo renacentista, inspirado
en el modelo de las villas italianas del arquitecto Andrea Palladio,
levantadas en la segunda mitad del siglo XVI
en la región de Véneto,
como la más famosa de ellas, Villa Rotonda o Villa Capra.
(aunque hoy es difícil de apreciar lo que debió ser la residencia).

De hecho, la familia Mendoza siempre trajo a España
las novedades artísticas de Italia,
y los primeros edificios renacentistas se debieron a su patronazgo.

El edificio fue concebido para tener un uso recreativo,
como las casas diseñadas por Palladio.

Un tipo de villa en el campo, en medio de la naturaleza
pero con las comodidades de la ciudad,
una villa de descanso, para salir de caza y organizar fiestas.
Parecida a las posteriores casitas de los príncipes.


En él los Duques acogieron a sus visitantes ilustres
que iban a cazar a Buitrago.
Felipe III se alojó en ella entre el 12 y el 16 de mayo de 1601.


***


La Casa del Bosque se articulaba
alrededor de una estructura circular central
(la parte mejor conservada),
una gran rotonda interior cubierta mediante una cúpula
y en torno a la que se distribuían
cuatro alas cuadradas de dos plantas.


Tenía un jardín protegido por un muro, una explanada rectangular
situada en la parte trasera, más íntima y privada.
Hoy está invadido por la vegetación.


Había también una fuente
protegida por una doble hornacina, de la que quedan restos.


Ahora lo que se ve sobre todo es ladrillo visto,
pero se conserva aún algún vestigio de enlucido,
pues el edificio estaba completamente cubierto de pintura.

Donde mejor se conserva el enlucido
es en el interior de la estructura circular.
A media altura de ésta
se alternan óculos ciegos y escudos nobiliarios.


En éstos figura la corona ducal,
el aspa del blasón de la Casa de los Mendoza,
la media luna de la Casa de los Luna,
el Toisón...


***


En la actualidad es algo complicado llegar hasta la casa,
porque la construcción en 1939 de la presa de Puentes Viejas
y la consiguiente subida del nivel del río,
ha dejado cubierto por las aguas
el puente de la Coracha, que facilitaba un acceso directo.

El palacete quedó olvidado en la orilla del embalse de Puentes Viejas,
oculto por la vegetación en medio de la soledad de la dehesa.
Una especie de casa de fantasmas.


Para ir hasta allí,
hoy hay que partir del lado contrario de la muralla,
cruzar el Puente Viejo y atravesar el barrio de Andarrío,
salvar el arroyo de la Cigüeñuela por un puentecillo
para ir en busca de una pista forestal ascendente,
orillar el embalse
y luego tomar un camino de tierra que conduce al palacete.

También se puede llegar desde la vecina aldea de Gandullas,
encaminándose desde ésta hasta la entrada de la Finca,
situada junto a la Estación de Seguimiento de Satélites
(cuatro gigantescas antenas parabólicas
que Telefónica tiene instaladas
para posibilitar la comunicación vía satélite),
donde una verja impide el paso
pero unos metros antes de llegar a la cual
surge a la izquierda una vieja cañada flanqueada por cercas de piedra
que lleva al embalse de Puentes Viejas
y, bordeando la orilla hacia la derecha,
en unos pocos kilómetros se alcanza la Casa.

En medio del bosque
se entreve la torre circular de ladrillo.


Es un edificio muy importante,
quizás el único ejemplo en España
de arquitectura manierista de influencia palladiana.

Sin embargo, se halla en estado completamente ruinoso.
Existe peligro de derrumbamiento
y desprendimientos de cascotes.

No parece que nadie se haya planteado su reconstrucción.

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