lunes, 16 de septiembre de 2013

TOLEDO. Iglesia de San Andrés




La fundación de la iglesia de San Andrés
quizás se remonta a época visigoda.


Se conservan, de entonces,
varias pilastras y capiteles reutilizados.


Posteriormente tal vez fue mezquita;
de aquella época se conserva un cipo funerario.


Las torres mas arcaicas de la ciudad
(Santiago del Arrabal, San Bartolomé y San Andrés)
puede que fueran alminares.


En cualquier caso, en 1150
sufrió un incendio y fue reconstruida
en estilo mudéjar.


Posteriormente fue reformada en estilo gótico.


En 1987, al realizar unas obras
en unas dependencias del Arzobispado, pegadas a la iglesia,
se descubrió una arquería que arrancaba del muro del templo.


Resultó ser el claustro mudéjar de la iglesia.


Fue excavado de urgencia entre los días 23 de junio y 17 de julio
y se dató en el siglo XII.


Las parroquias toledanas no solían tener claustro.
Se ignora si éste tenía relación con alguna orden religiosa o militar.


Lamentablemente, el claustro fue demolido.



***



Bajo el ábside de la iglesia,
a la altura del Callejón de los Muertos,
hay una cripta sobrecogedora.


Se accede a ella a través de una pequeña puerta inclinada
que se abre en la Capilla de la Virgen de la Paz.
Una escalera desciende unos dos metros.


Allí, en un estrecho habitáculo,
hay decenas y decenas de momias en la semipenumbra.


Cuerpos amontonados, jirones de ropa
y rostros momificados con expresiones de horror.


Todos los cadáveres están de pie, no tumbados.
Muertos de bocas abiertas y manos entrelazadas,
apoyados desordenadamente unos en otros,
de cualquier manera.


El espectáculo es tenebroso, macabro. 
Algunos cadáveres tienen cuerdas atadas al cuello o a los brazos,
como si hubieran sido arrastrados.
Algunos parecen mutilados.


La supuesta cripta en realidad
no era un lugar de enterramiento
sino un hueco para salvar el desnivel del terreno.


¿Por qué fueron amontonados ahí todos esos cuerpos,
sin respeto alguno, sin ninguna solemnidad?


Quizás inicialmente fueron inhumados en otro espacio,
en la nave de la iglesia o en el claustro.


Pero ¿por qué se les dio ese tratamiento
tan inmisericorde?


En el pasado los toledanos podían ver esas momias siniestras,
previa propina al sacristán.


En 1974 las fotografió José María Moreno.
En 2001, José Luis Orgaz.


Hoy ni siquiera resulta fácil acceder a la iglesia,
que, ubicada junto al Seminario,
se halla fuera del circuito turístico.


Es una iglesia poco conocida
y sólo está abierta cuando se oficia misa.

1 comentario:

  1. El problema es que la momificación conserva su apariencia, y eso parece obligar a respetarlos. Resulta verdaderamente difícil establecer qué debe hacerse con ellos. En cualquier caso, su estado no es del todo inmisericorde, pues están en una iglesia y bajo tierra, aunque no enterrados.

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