En febrero de 1520, Carlos I
llegó a Burgos
de camino a las Cortes de
Santiago, en las que el monarca quería
que los representantes
castellanos votaran un impuesto
que sufragara su viaje a
Alemania para ser coronado emperador.
En Castilla reinaba el
descontento
por la excesiva presencia de
flamencos en la corte del nuevo rey.
Una comisión ciudadana,
encabezada
por el merino mayor Juan de
Rojas, marqués de Poza,
y el escribano mayor Juan de
Zumel,
recibió del rey, en la Puerta
de San Martín,
el juramento que debía hacer
al entrar por primera vez en la ciudad,
que le comprometía a guardar y
hacer cumplir
los fueros, derechos y
libertades de Burgos y los burgaleses.
(Zumel ya le había exigido
prestar una promesa parecida
en las Cortes de Valladolid de
1518).
Quizás los burgaleses
recordaban en esos momentos
el legendario episodio de la
jura de Santa Gadea.
***
Para recibir al rey, se
levantaron en la ciudad arquitecturas efímeras.
Nada más pasar la Puerta de
San Martín, se alzó un arco triunfal
en el que aparecían las
figuras de los héroes burgaleses
Rodrigo Díaz y Fernán
González.
Acompañando a estas imágenes
se colocaron varias inscripciones.
Una de ellas decía:
«Naturales de aquí fueron
estos siempre vencedores
tantas batallas vencieron
que sus famas los pusieron
junto a los emperadores».
***
Unos años después, en 1531, la
ciudad decidió
la construcción de un arco de
triunfo permanente,
dedicado al emperador,
adosado, a modo de
fachada-telón, a la vieja puerta de Santa María,
la más importante entrada de
la urbe.
El retablo tenía un claro
programa iconográfico propagandístico;
con él, el concejo agradecía
al monarca el perdón
otorgado a los burgaleses tras
el fin de los tumultos comuneros.
Bajo la protección de la
Virgen y del Ángel Custodio de la Ciudad,
que en la mano izquierda
sostiene la maqueta de la villa
y con la derecha blande una
espada,
aparecen los personajes más
ilustres de la ciudad:
Diego Porcelos, repoblador de la urbe en el año 884.
Laín Calvo y Nuño Rasura,
míticos jueces de los tiempos
fundacionales.
Fernán González, primer conde independiente de Castilla,
arranque del futuro proyecto
hispánico.
Y el Cid.
Estos dos últimos blanden
espadas
y flanquean la imagen del
emperador,
que se sitúa un poco más alta
que ellos.
Las estatuas fueron colocadas
en el año 1553.
(En la Anacephaleosis, escrita en 1456
por el obispo burgalés don
Alonso de Cartagena,
se había trazado una
Genealogía del Cid,
que hacía al prohombre heredero
de la monarquía visigoda
y lo ligaba con los reyes de
Castilla.
Los linajes de los Jueces de
Castilla, de Fernán González y del Cid
confluían en la monarquía
hispánica).
***
En 1602 se pintaron los muros
de la Sala de la Poridad del Arco.
Este espacio era el principal
ámbito del edificio, sede del Consistorio.
Aquí, se desarrolló un
programa iconográfico
en el que se repiten las mismas
figuras que en la fachada,
añadiéndose la de Felipe II.
Los antiguos héroes burgaleses
se presentaban
como modelos de comportamiento
para los regidores de la ciudad.
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