sábado, 11 de febrero de 2012

MAESTRAZGO

Sant Mateu. Escudo

Los Belibaste eran un clan de pequeños propietarios de Cubières,
en la meseta que domina el valle del río Aude,
en la región de las Corbières,
en Occitania.
La mayoría de sus miembros simpatizaba con el catarismo,
algunos de cuyos representantes más notorios
frecuentaba la casa de los Belibaste.


Les Corbières

Guilhem de Belibaste nace hacia el año 1280.
A sus hermanos mayores, pastores, se les ve con frecuencia
acompañando a los predicadores cátaros
en sus desplazamientos clandestinos.

Catí. Retablo de Jacomart

En 1306, Belibaste lleva su ganado a Villerouge-Termenès.
La localidad era, al igual que Cubières,
dominio del arzobispo de Narbona,
y residencia de verano de éste.
Los habitantes de Villerouge eran católicos.
Allí Belibaste se encontró con Bertolomeu Garnier.
Ambos eran pastores. Se conocían.
Tuvieron una riña.
Bertolomeu amenazó a Guilhem
con denunciar a su familia a la Inquisición.
En la pelea Bertolomeu resultó muerto.
Guilhem huyó de la justicia junto con su hermano Bernat,
que ya era buscado por los inquisidores.

Catí. Retablo de Jacomart

Perseguidos por los hombres del arzobispo de Narbona,
acabaron hallando refugio en un grupo de cátaros
que se ocultaba en las montañas.
Fue así como Guilhem encontró a los hermanos Autier,
que predicaban infatigablemente por toda la zona
y habían estado en Cubières.
Los Autier educaron a Guilhem en el catarismo.

Morella. Río Bergantes

Trabó amistad con el perfecto Philippe d'Alayrac
y él mismo fue ordenado perfecto por éste
en una gruta de Rabastens.

Morella. Río Bergantes

Los dos perfectos, d'Alayrac y Belibaste, fueron detenidos
y encarcelados en “el Muro”: las sombrías mazmorras
de la Inquisición en Carcasona.

Maestrazgo, Castellón

En 1309 lograron escapar, huyeron por los Pirineos
y se refugiaron en Cataluña, en Ampurias.

Al año siguiente d'Alayrac regresó al norte
para no dejar desatendidos a los suyos.
Belibaste prefirió no acompañarle.
D’Alayrac pronto fue capturado
y condenado por la Inquisición a la hoguera.

Morella

Así Belibaste se quedó solo como perfecto
de los cátaros de Montaillou y otras poblaciones del Ariège
refugiados al sur de los Pirineos.
Ellos representaron la última Iglesia cátara de Occitania.

Morella

Siempre con el temor de ser descubiertos por la Inquisición,
siempre inseguros,
vivieron errantes, en condiciones precarias,
pasando poco tiempo en cada lugar en que se instalaban,
preparados para volver a trasladarse.

Belibaste se fue alejando de la frontera,
de los lugares donde podía ser reconocido.
Vivió en Lérida,
en Poblet, en Flix, en Horta de Sant Joan, en Tortosa,
en Matarraña.
Cambió su nombre,
para confundir a posibles informadores de la Inquisición,
por los de Pierre Petchener, Pierre Penchenier, Pierre Peutiner,
apellidos inspirados en su nuevo oficio,
fabricante de rastrillos de tejer.
Trabajó también como tejedor, como pastor, como vendimiador.

Morella

Desde el sur de Aragón Belibaste se dirigió al Maestrazgo de Castellón,
a los territorios reconquistados por Jaime I en 1233,
lugar que le aconsejaron por ser una zona más libre y segura,
donde la gente era más tolerante con los exiliados occitanos,
un grupo de los cuales vivía ya allí desde hacía años.
Es posible que Jaime I apovechara a los herejes huidos
para repoblar las tierras recién recuperadas.

Morella

En 1314 Belibaste llegó a Morella,
donde conoció a unas familias cátaras
y donde fijó su residencia durante un año.
Trabajó en un taller de tejedores y predicó su doctrina.

Morella

De Morella se trasladó al pueblo vecino de San Mateo,
donde había una pequeña comunidad occitana.
Guilhem siguió trabajando como tejedor
y, aunque en ocasiones no cumplía
la rigurosa regla de vida de los perfectos,
se tomó en serio su función de predicador.

Aquí conoció al pastor Pere Mauri, oriundo de Montaillou,
con el que estableció gran amistad.
La comunidad cátara de cuya dirección se ocupó Belibaste
se reunía en casa de Guillermeta,
ubicada intra muros, junto a la muralla.

Sant Mateu. Iglesia de San Pedro

Según palabras de Arnaud Sicre a la Inquisición,
«las ceremonias se realizaban en un patio cerrado
donde nadie podía verlos, aunque sí oirlos».

Sant Mateu. Iglesia de San Pedro

Allí Belibaste impartía su doctrina.
Periódicamente Guilhem visitaba las poblaciones vecinas
donde había familias cátaras.

Aunque tenían que ocultar su verdadera identidad
por temor a ser delatados a la Inquisición aragonesa,
el grupo de cátaros vivió durante años en relativa calma.

Sant Mateu. Iglesia arciprestal

En 1320 un tal Arnaud Sicre llegó
al asentamiento de exiliados.

Sant Mateu. Iglesia arciprestal

Sicre era originario del condado de Foix.
Parte de sus parientes habían seguido
las enseñanzas de los Autier.
Su madre, Sibila de Batlle, había sido una destacada cátara
y había muerto en la hoguera.
La familia había perdido sus propiedades.
Ahora él malvivía.
Sicre sentía un profundo rencor
hacia la doctrina que él consideraba causa de sus males.
Deseaba recuperar las tierras confiscadas por la Inquisición.
Marchó al otro lado de los Pirineos,
donde sabía que muchos cátaros vivían ocultos,
en busca de alguno de ellos al cual poder delatar.

Sant Mateu. Iglesia arciprestal

Llegó hasta las tierras del Maestrazgo y allí, en San Mateo,
conoció a Guillermeta.
El joven y la mujer procedían de la misma comarca,
así que Guillermeta se confió a él y le habló de Belibaste.
Algunos miembros de la comunidad
habían conocido a la madre de Arnaud,
y propiciaron que éste fuera bien acogido.

Sant Mateu. Iglesia arciprestal

Arnaud Sicre estuvo de aprendiz de zapatero en San Mateo
y fue aceptado como miembro de la reservada colonia cátara.
Fue presentado a Belibaste, el cual albergó dudas sobre él,
ya que, aunque presumía de haber conocido a perfectos occitanos,
ignoraba las costumbres básicas del catarismo.
Pero Sicre asistió con asiduidad a los sermones de Belibaste
y acabó ganándose la confianza de éste.

Sant Mateu. Iglesia arciprestal

Belibaste enseña a Sicre las creencias de su religión
a su manera ingenua:
«El enemigo de Dios, Satán, hizo cuerpos de hombre
en los cuales encerró a los espíritus.
Los espíritus van de cuerpo en cuerpo
hasta que adquieren el raciocinio del bien
y consiguen volver al Santo Padre».

Morella

Durante algún tiempo Sicre trabajó
y convivió con los cátaros como uno más
y escuchó con atención las enseñanzas de Belibaste,
mostrando deseo de aprender.

Morella

Sin embargo, Arnaud Sicre iba tramando su traición.
Arnaud contaba con que le fueran restituidas
sus posesiones en Foix
si entregaba al perfecto a las autoridades del condado.

Morella

Al cabo de unos meses marchó a Foix,
afirmando que iba a  recoger a su tía y su hermana
para llevarlas consigo a San Mateo.
Pero regresó solo
y contó que su tía estaba muy enferma y no podía viajar
y quería que un perfecto le diera la bendición antes de morir.

Morella

Así, con engaños, Arnaud consiguió que Guilhem Belibaste,
junto con los hermanos Arnau y Pere Mauri,
en la primavera de 1321,
emprendieran viaje al Languedoc.

Atravesaron las tierras de Tarragona y Lérida,
deteniéndose siempre que podían en “casas seguras”
de conocidos cátaros.

Tirvia

Llegaron a la pequeña localidad leridana de Tirvia,
que se hallaba ya dentro de los dominios del señor de Foix.
Allí se alojaron en un posada.

Morella

Esa misma noche
Sicre denunció a sus compañeros
al regidor del conde de Foix, señor del lugar.

Morella

Al alba, un pelotón armado arrestó a los viajeros
y los encarceló en la torre del castillo de Castellbó.
También Sicre fue encerrado, para mantener el engaño.
Durante la noche, Belibaste habló con Sicre
sobre la conveniencia de buscar la manera de suicidarse juntos
lanzándose desde lo alto de la torre,
pero el delator le hizo desistir de tal idea.

Morella

De allí Guilhem fue conducido a Carcasona,
a la misma prisión de la que escapara años atrás.

Morella

Belibaste fue juzgado en Carcasona
por Jacques Fournier, obispo de Pamiers,
responsable máximo de la Inquisición en la comarca
y futuro papa Benedicto XII.
En 1312, la Inquisición de Carcasona
ya había condenado a muerte
a un hermano de Guilhem, Arnaud Belibaste.

Morella

Siete personas declararon en el juicio de Guilhem,
entre ellas Pere Mauri y el espía Arnaud Sicre.

Morella

Belibaste fue condenado
y entregado al arzobispo de Narbona
en Villerouge-Termenès,
el lugar donde hacía años ya había sido condenado
por el tribunal señorial del arzobispo
por el asesinato de Garnier.
Villerouge era la sede del bayle del arzobispo para la zona
y quizás incluso el prelado asistió a la ejecución.

Morella

El 24 de agosto de 1321
Belibaste fue quemado en el castillo de Villerouge-Termenès.
Así moría el último perfecto cátaro,
sin abjurar de su fe,
después de pronunciar su profecía:
«Al cabo de 700 años reverdecerá el laurel».
En 2021 se cumple el plazo.

Morella

Entre tanto, en 1319, Jaime II había entregado San Mateo
a la Orden de Montesa
y la villa se convirtió en cabeza del Maestrazgo
y residencia de los Maestres,
que trasladaron a ella su sede,
hasta entonces ubicada en el castillo de Cervera.

Morella

En poco tiempo San Mateo pasó a ser
la principal población del Maestrazgo,
un importante centro comercial y ganadero
desde donde se exportaba la lana de los rebaños de la zona
a los telares europeos.
Aquí se celebraron Cortes Generales del Reino
en los siglos XIV y XV.
Aquí presidió un Concilio el Papa Benedicto XIII,
que, desde el castillo de Peñíscola,
durante un tiempo gobernó como Maestre la Orden de Montesa.
Y aquí, el 15 de agosto de 1429,
se puso fin al Cisma de Occidente
cuando, en la iglesia arciprestal de San Mateo,
Clemente VIII, sucesor del Papa Luna,
renunció al papado
ante Pierre de Foix, legado del Papa Martín V.

Sant Mateu. Palacio Borrull

Hoy, los nombres de tres Paseos de la villa,
paralelos a la muralla,
recuerdan su historia:
el del Cátaro Belibaste,
el de Pere de Tous, Tercer Maestre de Montesa
y el de Pedro de Luna, Papa Benedicto XIII.
Y en la iglesia se conservan aún
algunas piezas de orfebrería que pertenecieron al Papa cismático...

Sant Mateu. Murallas 

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