Los baños árabes de Tenerías se hallan en la margen
del río,
en los terrenos llamados rodaderos del Tajo,
bajo la iglesia de San Sebastián.
Fueron descubiertos y excavados en 1988,
y, años después, restaurados, para posibilitar su
visita.
El uso del baño, iniciado por los romanos
y continuado por los árabes,
determinó el establecimiento en las cercanías de
cada mezquita
de al menos un baño o lugar de ablución.
Las mezquitas eran:
el oratorio del palacio de al-Ma’mum,
la mezquita al-Yami’, o gran mezquita,
la de ibn Dunay el Qadi,
la de bab al-Mardum,
la del Salvador,
la de Tornerías,
la de Curtidores,
la de Montefrío,
la del adarve de don Nicolás,
la de Santa Justa,
la de San Lorenzo
y la que estaba cerca del baño del Caballel.
Puede que hubiera en Toledo, en el siglo XI,
más de 12 baños,
que es el número de mezquitas que albergó la ciudad.
En el siglo XII había 4 barrios que llevaban el
nombre de un baño
(Caballel, Yaix, Hamam Ferro y Zeid).
Según su importancia y su situación en la ciudad,
el baño disponía de un pozo o una fuente,
se abastecía de una capa de agua freática
permanente
o estaba alimentado por un canal subterráneo
que captaba las aguas de una vaguada.
La roca madre granítica
que constituye la mayor parte del cerro de Toledo
favorece la presencia de pequeñas fuentes
y la circulación del agua subterránea
a lo largo de numerosas diaclasas.
La presencia de agua se indicaba en la
documentación antigua
con las expresiones: casa “con pozo”, “con mina”,
“con manantial”.
Así por ejemplo:
«donación que otorga el presbítero don Domingo
Martín
del manantial que posee dentro de su casa
para que las aguas se empleen
en los baños que el convento tiene en el arrabal».
Ante la inexistencia de una cartografía precisa
de la hidrografía subterránea,
son importantes todos los topónimos, antiguos o
actuales,
cuyo nombre recuerde la presencia del agua:
calle del Pozo, calle de la Fuente, calle de Caños
del Oro...
También, la existencia de lavaderos y tenerías
u otros establecimientos que requieran
un abastecimiento permanente de agua.
Las vaguadas principales en el interior de la ciudad
son cinco:
Cristo de la Luz - Puerta Nueva,
Tornerías - Barco,
Tendillas - Cambrón,
Alamillos - Tránsito,
y El Salvador - San Sebastián.
Los baños de los rodaderos del Tajo
se sitúan cerca de la vaguada natural
que, con origen en la zona del convento de San Pedro
Mártir,
desciende por la actual calle de Santa Úrsula
hasta alcanzar la zona de la iglesia de San
Sebastián,
lugar en que se produciría la captación y desvío
del caudal
hacia los baños.
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