En el número 12 de la calle Cardenal Cisneros,
en el sótano de una vivienda particular,
se halla una casa islámica de época califal.
De ella subsisten un patio y un salón
y restos de la decoración arquitectónica,
consistentes en dos arcos de herradura,
uno de ellos geminado.
Tanto el patio como el salón configuraban
la planta baja del inmueble islámico,
a nivel de calle.
Como fue habitual en la época árabe,
materiales constructivos romanos y visigodos
fueron reutilizados en la nueva construcción.
En el patio se encuentran los restos de un pozo.
En las jambas del arco geminado
se pintaron dos manos de Fátima o hamsa.
Una de ellas está rodeada por tres pájaros
(seguramente colibríes,
a la vista de la esbeltez y longitud de sus
picos).
Los dos son motivos decorativos de origen
pre-islámico
que debieron tener fuerte raigambre popular
y fueron tolerados por la doctrina oficial
musulmana,
hasta el punto de convertirse
en representaciones típicas en el arte islámico.
La Mano de Fátima tiene un significado de
protección
y de rechazo a las influencias malignas,
eficaz en concreto contra el mal de ojo.
Los pájaros provienen de un hadiz o tradición
oral,
en la que se les identificaba como los
conductores de las almas
de los buenos creyentes
en su viaje al Paraíso.
La zona en la que se encuentran los restos
fue un barrio residencial cercano a la mezquita aljama.
Este dato y la calidad de la construcción
hacen suponer que se trataría de una casa importante.
Lo que fue una vivienda construida en la
superficie
ahora es un sótano,
lo que da idea de lo que puede haber en el
subsuelo toledano.
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