sábado, 19 de mayo de 2012

ALMANSA




Almansa está cerca de Murcia;
cerca de Alicante; cerca de Valencia.
Los almanseños celebran fiestas de Moros y Cristianos,
como los levantinos.
La extensa sierra de Almansa
se funde con la sierra valenciana de Enguera.
Los restos de la importante ciudad íbera Castellar de Meca
se encuentran entre Almansa
y el municipio valenciano de Ayora.
Almansa es más del Levante que de la Meseta.


El nombre de la ciudad procede del árabe “al-Manzah”,
que significa “el Mirador”.


La villa de Almansa se fue construyendo en torno al castillo,
abriéndose callejuelas que circunvalan
la escarpada roca del cerro del Águila,
sobre la cual se levanta la fortaleza,
controlando el llano.


Almansa fue conquistada por Jaime I
pero el 28 de marzo de 1244 se rubricó el Tratado de Almizra
entre el infante Alfonso de Castilla y Jaime I de Aragón,
por el que se establecieron los límites
entre los dos reinos cristianos,
quedando Almansa y su entorno del Júcar de parte castellana,
como zona fronteriza con el Reino de Valencia.


En 1257 Almansa formaba parte del Reino de Murcia:
«... son de parte del Regno de Murçia
Almansa e Chinchilla...».


***


En 1252 Alfonso X había llegado al trono de Castilla.
Desde el principio figura entre sus consejeros su hermano
el infante don Manuel de Castilla y Borgoña-Suabia,
a quien el rey arma caballero en 1254
y le otorga cargos y beneficios.


Hacia 1262, don Manuel era Adelantado del Reino de Murcia,
recién reconquistado y aún poco repoblado,
y señor de un extenso territorio murciano y alicantino,
recibido como herencia de su padre Fernando III
con carácter de apanage, según el uso de las cortes europeas:
dominio otorgado a un miembro de la familia real
que se reintegraría a la corona si faltara heredero varón
y que no comportaba soberanía, pero sí una amplia juridicción,
que don Manuel convirtió en casi soberana,
rodeándose de un ceremonial semejante al de los reyes
y ejerciendo un poder omnímodo.


Su dominio se extendía por tierras
comprendidas entre las ciudades de Murcia y Cuenca,
de Alarcón a Chinchilla,
incluyendo poblaciones como Elche, Yecla, Belmonte,
Hellín, Almansa y Villena,
territorio que fue conocido como Tierra de don Manuel,
y que llegará a ser tan relevante como un reino.


El infante casó en dos ocasiones:
En 1260, con Constanza, hija de Jaime I de Aragón,
y en 1274 con Beatriz de Saboya,
de la que nacerá don Juan Manuel.


En 1282 el infante Manuel participó
en la Asamblea de Valladolid,
en la que se retiró a Alfonso el Sabio
el ejercicio de sus poderes soberanos
y se reconoció heredero de la corona a su hijo Sancho,
siendo el infante Manuel el encargado
de pronunciar la sentencia contra el rey,
motivada por la ejecución en 1277, por orden de Alfonso,
del infante Fadrique de Castilla, hermano de ambos.


En 1283 murió el infante en Peñafiel
y fue enterrado en el monasterio de Uclés.
Su hijo don Juan Manuel, nacido en 1282 en Escalona,
heredó el Señorío de Villena,
en el cual se hallaba integrado Almansa.


Con 12 años, don Juan Manuel participó en la guerra
para repeler el ataque de los moros de Granada a Murcia.


En la lucha dinástica abierta en Castilla
a raíz de la muerte de don Fernando de la Cerda,
primogénito de Alfonso el Sabio,
don Juan Manuel se puso del lado de Sancho IV
y de su sucesor Fernando IV,
como también lo había estado su padre,
frente a los hijos de Fernando de la Cerda.
Sin embargo, cuando el rey de Castilla
ofreció al monarca aragonés parte del Reino de Murcia
a cambio de su alianza,
don Juan Manuel, viendo amenazados sus dominios,
comenzó a intrigar contra Fernando IV,
hasta el punto de que éste intentará asesinarlo.


Don Juan Manuel contrajo matrimonio en tres ocasiones.
Su segunda esposa fue Constanza de Aragón,
hija de Jaime II de Aragón, con la que casó en Játiva.
De este matrimonio nació Constanza Manuel.


Don Juan Manuel tuvo serios conflictos
con Alfonso XI, hijo de Fernando IV:
Alfonso XI había querido ganarse la fidelidad del noble
pidiéndole la mano de su hija Constanza,
y se celebraron los esponsales,
pero después dio largas al matrimonio
y finalmente repudió a la novia,
pero al mismo tiempo mantuvo a la joven
confinada en el castillo de Toro,
impidiendo así, para evitar el excesivo poder de su vasallo,
la boda que don Juan Manuel había concertado
con el infante Pedro de Portugal, futuro rey Pedro I.
El príncipe declaró al monarca la guerra
con la ayuda del rey de Granada.
En esos momentos el Señorío tenía cuatro núcleos importantes:
Alarcón, Garcimuñoz, Chinchilla y Villena,
y desde todos ellos don Juan Manuel
lanzó ofensivas contra la corona.
Alfonso XI, para recuperar la paz de sus reinos,
terminó por autorizar la boda portuguesa de Constanza.
Hechas las paces, don Juan Manuel recobró los bienes y honores
que había perdido con su rebelión.


Tras estos acontecimientos, don Juan Manuel
dejó la vida política y se retiró al castillo de Garcimuñoz,
donde pasó sus últimos años dedicado a la literatura.


Don Juan Manuel fue uno de los hombres
más ricos y poderosos de su época
y llegó a acuñar moneda propia, como hacían los reyes;
para ello tenía una fábrica de acuñación
en Cuenca, en su aldea de El Cañavate;
ello le creó conflictos tanto con Alfonso XI
como con el rey de Aragón.
Las monedas de don Juan Manuel llevaban dos inscripciones:
“Santa Orsa” y “Adepictaviacon”;
la primera hacía referencia a Santa Úrsula,
princesa virgen asesinada por los hunos en el siglo V;
la segunda se refería a su hija Constanza (CON),
también virgen (VIA),
y traicionada, como representación (DEPICTA) de Santa Úrsula.
Es decir, Don Juan Manuel,
a la vez que acuñaba dinero para pagar los gastos de sus guerras,
utilizaba la moneda para transmitir un mensaje:
como Santa Úrsula, su hija Constanza, también virgen,
había sido traicionada.


Don Juan Manuel ejerció su señorío
como un auténtico príncipe soberano;
aunque sólo el título de señor
tenía un fundamento jurídico en Castilla,
y es el único que se le ha reconocido históricamente,
don Juan Manuel se intituló también Príncipe y Duque de Villena,
debido a concesiones de los reyes de Aragón:
en 1333, el aragonés Alfonso IV le atribuyó el rango de principado
y Pedro IV de Aragón le otorgó el título de ducado en 1336.


El castillo de Almansa  fue construido por don Juan Manuel,
sobre la antigua fortificación almohade.


Don Juan Manuel concedió a la villa de Almansa
numerosos privilegios y mercedes,
que fueron ratificados por los monarcas castellanos
y por los posteriores marqueses de Villena.


Don Juan Manuel falleció en la ciudad de Córdoba en 1348.
Su cadáver fue trasladado a Peñafiel.


Los títulos de don Juan Manuel fueron heredados
por su hijo Fernando
(nacido del tercer matrimonio del aristócrata,
celebrado con una hija del infante Fernando de la Cerda),
y a continuación, en 1350, por la hija de don Fernando, Blanca
(nacida del matrimonio de Fernando
con una nieta de Jaime II de Aragón).
Doña Blanca murió siendo una niña, en 1360,
probablemente envenenada por Pedro el Cruel,
para que el señorío regresase a la corona.
Lo heredó una hija de don Juan Manuel,
Juana, casada en 1350 con Enrique de Trastámara.


La subida de éste al trono de Castilla en 1366, como Enrique II,
significó la reversión de los dominios de los Manuel a la corona.
Pero en 1379, el hijo de Juana, nieto de don Juan Manuel,
se convertía en rey de Castilla como Juan I.


***


Durante la guerra civil castellana,
Enrique de Trastámara fue ayudado
por Alfonso de Aragón y Foix,
nieto de Jaime II y primo de Pedro el Ceremonioso,
al mando de las fuerzas que el rey de Aragón envió
para colaborar en el destronamiento de Pedro el Cruel.
En agradecimiento, el rey Enrique II
nombró a don Alfonso marqués de Villena en 1369.


Heredó el Marquesado de Villena su hijo Pedro,
que casó con Juana de Castilla, hija ilegítima de Enrique II.


Muerto Pedro en 1385 en la batalla de Aljubarrota,
le sucedió en el título su hijo Enrique de Aragón,
Enrique de Villena, llamado el Nigromántico,
nacido en 1384.


Enrique murió en 1434
y el Marquesado de Villena, y con él Almansa,
se reintegró de nuevo en el patrimonio de la corona,
aunque en realidad ya la concesión del título a los de Aragón
había sido anulada en 1391 por los tutores de Enrique III.


***


En 1445 Juan II concedió el Marquesado a Juan Pacheco,
Gran Maestre de la Orden de Santiago,
Adelantado Mayor de Castilla en el Reino de Murcia
y posteriormente primer duque de Escalona.
Pacheco, nacido en Belmonte,
convirtió la villa conquense en capital del Marquesado.


En la guerra entre Juana la Beltraneja e Isabel la Católica
el marqués de Villena tomó partido por Juana
y la población de Almansa, oprimida por el marqués,
apoyó a Isabel.
El marqués mantuvo como últimos reductos
las villas de Belmonte, Alarcón y Garcimuñoz.


Tras la victoria de los Reyes Católicos,
Almansa recibió de éstos una serie de privilegios
como agradecimiento a su respaldo.


Los Reyes Católicos volverán a integrar el Marquesado
en la Corona de Castilla, como parte del Reino de Murcia.


***


El aspecto actual del castillo de Almansa
corresponde a la época del marqués don Juan Pacheco,
que hizo construir la Torre del Homenaje,
en la cual aún pueden verse las armas del marqués.


Desde el siglo XVI el castillo,
perdida su función de baluarte defensivo,
entró en un proceso de abandono y deterioro,
al igual que otros muchos castillos españoles.


En 1919 el alcalde de Almansa
solicitó permiso para su demolición,
dado su estado ruinoso.
La Real Academia de la Historia
y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
lograron impedirlo.


A mediados del siglo XX se descubrió
una escalera gótica de caracol,
hasta entonces desconocida,
en perfecto estado de conservación,
que sirve para subir a la torre del homenaje;
está tallada en la roca
y es una obra única entre las fortalezas de la época.


A finales de siglo se reforzaron el edificio y el cerro
con diez grandes vigas-contrafuertes.


Una de las laderas del cerro en el que se asienta el castillo
ha sido utilizada durante siglos
como cantera para la construcción de la ciudad,
por lo que uno de los accesos a la fortaleza
hoy es impracticable.
En la parte opuesta, de pendiente más suave,
se encaraman la casas.

 

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