Al sureste de la provincia de Albacete,
entre las sierras de Segura y Alcaraz,
junto al nacimiento del río Segura,
en medio de estrechos valles y altas montañas,
rodeado de cerrados bosques, arroyos y pequeñas
aldeas,
se encuentra Yeste.
Fue frontera entre los reinos de Castilla, Murcia y
Granada.
Su castillo se halla en lo alto de un cerro,
por cuya falda se extiende la villa.
Fue una fortaleza islámica
conquistada por las tropas castellanas en 1242.
Ese mismo año fortaleza y villa
fueron entregadas a la Orden de Santiago.
Quedaron en el ámbito de acción
de la encomienda de Segura de la Sierra,
que había sido tomada por los cristianos en 1214.
Yeste constituyó un extenso término casi despoblado,
dura tierra fronteriza.
Entre los siglos XIII y XVI
el castillo fue residencia de comendadores de la
Orden
como Rodrigo Manrique, padre del poeta.
En el siglo XV don Rodrigo adaptó el castillo
a las formas de vida cortesanas,
dotándolo de un patio de armas columnado,
con techado de madera
y galería de capiteles góticos.
Ocurrió poco, sin embargo, en aquel castillo,
los comendadores prefirieron habitar
la alta fortaleza de Segura de la Sierra,
situada más allá de las nubes.
No hubo en Yeste grandes hechos de armas
ni acontecimientos que pudieran recoger las
leyendas.
Los Reyes Católicos
decidieron suprimir gran parte de los privilegios
que en siglos anteriores habían sido otorgados a la
villa.
Ello determinó en 1503
el levantamiento de sus habitantes
contra la monarquía castellana,
revuelta que fue reprimida militarmente.
Desde entoces, poco ha ocurrido en Yeste.
El castillo quedó sin función,
la población prefirió asentarse en otras tierras.
La historia dejó de pasar por Yeste.
Durante siglos, el pueblo permaneció
casi incomunicado, casi inexistente,
rodeado de hermosos bosques.
Yeste pudo pertenecer a la provincia de Jaén
o a la provincia de Murcia.
Pertenece a la provincia de Albacete
y eso le hace hallarse en tierra de nadie,
lejos de todas partes.
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