jueves, 11 de julio de 2013

TOLEDO. Carnicería judía



La carne que consumían los judíos
tenía que haber sido sacrificada bajo un estricto ritual religioso.
Éste se llevaba a cabo en el matadero o degolladero
y la carne se vendía en las tiendas de la carnicería.

El degolladero adquiría cierto carácter de espacio litúrgico.
Los animales (aves y reses)
cuya carne iba destinada al consumo humano
eran sacrificados siguiendo un ceremonial llamado shejitá.

Los mataderos solían estar en zonas periféricas de las juderías,
para evitar los malos olores en la ciudad.


El degolladero de Toledo estaba en el barrio de Arriasa,
en lo alto de la colina ocupada por la primitiva judería,
la Madinat al-Yahud (Ciudad de los Judíos),
el área asignada a los hebreos por los árabes,
junto a la puerta de los judíos (Puerta del Cambrón),
alrededor de la bajada de San Martín.
En el actual barrio de San Martín, sobre el río,
frente al puente del mismo nombre.


Pese a lo apartado de la zona,
llegó a ser un barrio muy populoso.

En varios documentos notariales de los siglos XIII y XIV
se dice que el cabildo de la catedral y los alguaciles
reciben tributos de la carnicería de los judíos.


No se conoce ningún texto anterior a 1492
que precise el lugar exacto en donde se ubicaba la carnicería.
Pero sí se puede deducir de documentos posteriores a esa fecha.

En el inventario de los bienes de la aljama hecho en 1494,
se indica que la carnicería de los judíos comprendía
seis pares de casas que estaban juntas,
varios portales, un corral, una tahona, el hospital de la aljama,
un solar entre dos torres y una puerta principal.
En medio estaría la plaza
donde se hallaban las tiendas de los carniceros.

La lista de los bienes que quedaban por vender en 1502
señala que se pasaba de la “sinagoga vieja” a la carnicería
por un postigo, junto al cual había un corral
conocido como “amarradero de las vacas”,
donde los judíos sacrificaban los animales destinados al consumo,
un huerto situado a espaldas del corral
y unas covachuelas que solían alquilarse.


La manzana de la carnicería de los judíos
lindaba con la muralla de la ciudad, el castillo viejo,
la sinagoga vieja,
las actuales calles de Victorio Macho, Reyes Católicos
y San Juan de Dios (antigua calle del Horno)
y la cuesta hacia el puente de San Martín.


La carnicería era un espacio cerrado,
que tenía al menos una puerta principal.

Los puestos de venta eran arrendados
y las rentas contribuían a sostener los gastos de la aljama.

No hay comentarios:

Publicar un comentario