Vicente
Lampérez y Romea
Boletín de la Real Academia de la Historia
1921
“CONVENTO
DE RELIGIOSAS DOMINICAS DE SANTA MARÍA DE LAS DUEÑAS
EN
SALAMANCA”
***
Las historias de la Orden de Predicadores dicen
que, el 6 de Noviembre de 1419, el Obispo de Salamanca, D. Alfonso, daba poder
para tomar posesión de las casas que poseía y en las que moraba Doña Juana
Rodríguez, mujer entonces de Fernando Alfonso de Olivera, y que habían sido
de su primer marido Juan Sánchez de Sevilla, Contador Mayor de Castilla.
Dichas casas las destinaba su dueña a convento; como así se verificó,
utilizándose por el pronto tal como estaban, y añadiéndose iglesia y claustro
en 1533.
Ni en la fundación del Convento concurrieron
circunstancias históricas grandemente memorables, ni el edificio tuvo después
anales que le hagan célebre.
Mas el edificio salmantino es un documento interesante de un aspecto
social de la Edad Media española.
Trátase de la costumbre, muy extendida entre
Reyes, Príncipes y gentes adineradas, de ceder sus residencias civiles para
conventos, constituyendo así una clase de palacios
monasterios de gran curiosidad en sus aspectos social y artístico.
Figurar debe a la cabeza, por su importancia, aquel
Palacio Real de Tordesillas, del que dispuso Don Pedro I de Castilla al dictar
en su testamento de 1362: «E otrosí mando que las casas e palacios de la
morada de Otordesillas, que las fagan Monasterio de Santa Clara...»
Luego, aparecerán en el grupo innúmeros edificios
de Toledo, Sevilla, Granada, Valladolid y de otras muchas localidades
españolas.
Y es de señalar que si los más habían sido
residencias de gentes dignas y piadosas, con lo que su cambio de destino no era
sino consecuencia natural de las creencias y de los sentires de sus dueños
(como, por ejemplo, las casas toledanas de la gran dama Doña Juana Enríquez,
luego Reina de Aragón, convertidas en convento de Santa Isabel), otros lo
fueron de personajes de vida poco ejemplar, y testigos, por tanto, de escenas
nada edificantes, como aquel citado de Tordesillas, cuyas tarbeas presenciaran
los apasionados e ilícitos amores de Doña María de Padilla con el Rey
Justiciero; y éste de las Dueñas de Salamanca, albergue un día de las
codicias, usuras e intrigas de Juan Sánchez de Sevilla. Diríase que la
conversión de estas casas del pecado en casas de Dios, era el grito de la
conciencia, contrita y dolorida.
Mas cualquiera que haya sido su pasado, todos
estos palacios-conventos son las manifestaciones pétreas de una modalidad
social española.
Únese a este valor, en el Convento salmantino de
las Dueñas, el de poseer elementos artísticos, probatorios de la influencia
musulmana y andaluza en los monumentos cristianos de las frías mesetas de la
Vieja Castilla y de León, tan curiosa e interesante en la Historia de España.
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