viernes, 5 de septiembre de 2014

ZAMORA. Romances del cerco de Zamora, II




LA INFANTA DOÑA URRACA VA A CABEZÓN
A QUEJARSE AL REY SU PADRE.
EL REY DON FERNANDO DA ZAMORA A SU HIJA DOÑA URRACA


—Morir vos queredes, padre,
¡San Miguel vos haya el alma!


Repartistes vuestra tierras
a quien se vos antojara:


Diste a don Sancho Castilla,
Castilla la bien nombrada;
a don Alfonso León,
con Asturias y Sanabria;
a don García Galicia,
con Portugal la preciada.


¡Y a mí, porque soy mujer,
dejáisme desheredada!
Irme he yo de tierra en tierra
como una mujer errada;
mi lindo cuerpo daría
a quien bien se me antojara,
a los moros por dinero
y a los cristianos de gracia;
el dinero que ganare
lo emplearé por tu alma.


Allí preguntara el rey:
—¿Quién es esa que así habla?
Respondiera el arzobispo:
—Vuestra hija doña Urraca.


—Callades, hija, callades,
no digades tal palabra,
que mujer que eso dijera
se merece ser quemada.


Allá en tierra leonesa
un rincón se me olvidaba,
Zamora tiene por nombre,
Zamora la bien cercada,
de un lado la cerca el Duero,
del otro peña Tajada,
del otro la Morería;
una cosa muy preciada.


¡Quien vos la quitare, hija,
la mi maldición le caiga!
Todos dicen: "Amen, amen",
sino don Sancho que calla.

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