Una vereda de tierra paralela a la carretera
permite ir cómodamente a pie de Ciruelos a Yepes.
Los dos pueblos están tan próximos
que de camino hacia uno de ellos no dejas de ver
el otro.
El párroco de Ciruelos vive en Yepes.
El camino cruza la planicie absoluta de La Mesa
toledana.
La mirada recorre el horizonte
sin encontrar nada en lo que parar la atención.
Son tierras áridas de yeso y caliza.
Caminando por esta senda de tierra blanquecina,
los pies se van cubriendo del polvo del camino.
No es tierra compacta, sino una especie de arena
suelta
que se levanta en cuanto sopla el viento,
formando nubes o pequeños remolinos.
Puesto que está la senda, a alguien se le podría
ocurrir
plantar arbolitos que hicieran más liviano el
recorrido.
A alguien se le podría ocurrir
convertir esta senda inhóspita en un agradable
paseo.
Y en Yepes, en la Plaza Mayor,
hay una iglesia magnífica:
La Colegiata de San Benito Abad,
la “Catedral de La Mancha”, trazada por Alonso de
Covarrubias
(maestro de la Catedral de Toledo) entre 1534 y
1570.
En la misma plaza estuvo el Palacio Arzobispal,
el Palacio de Alfonso Carrillo de Acuña
(arzobispo de Toledo).
Aquí fue donde este arzobispo falsificó la bula
papal
que permitió el matrimonio
entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón.
En el siglo XVIII se reformó el palacio para
construir
19 viviendas para vecinos de las cuevas y un
matadero,
un edificio con áticos abuhardillados y arcos
neoclásicos,
trazado por Juan de Villanueva (arquitecto del
Museo del Prado).
Pero la gran Colegiata del siglo XVI
sigue presidiendo la tranquila plaza...
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