ENRIQUE I
DE CASTILLA
Hijo menor de Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet.
Sus abuelos paternos fueron el rey Sancho III de
Castilla
y su esposa Blanca Garcés de Pamplona
y los maternos el rey Enrique II de Inglaterra
y su esposa Leonor de Aquitania.
Nació en 1204.
La muerte de sus hermanos mayores lo convirtió en
heredero.
En 1214 murió su padre y Enrique se convirtió en rey
con 10 años.
Su padre, en su testamento, redactado poco antes de
morir,
había confiado la tutela del niño a la reina Leonor,
pero ésta falleció veinticuatro días después.
Leonor confió la regencia a doña Berenguela,
hermana mayor del rey, que residía en la corte
desde que en 1204 el papa anulara su matrimonio
con el rey leonés
También Alfonso VIII había accedido al trono siendo
niño
y durante su minoría de edad se habían disputado su
tutela
los miembros de las Casas de Lara y de Castro,
originando continuos disturbios.
Ahora, de nuevo, un miembro de la Casa de Lara,
el conde Álvaro Núñez de Lara,
disputó la regencia a Berenguela.
En 1215 ésta renunció, para evitar al reino
la repetición de los conflictos vividos años atrás.
Don Álvaro maniobró para concertar el matrimonio de
Enrique
con Sancha, hija del rey Alfonso IX de León.
Con ello apartaba de la sucesión al infante
Fernando,
hijo de Berenguela y Alfonso IX.
La boda, sin embargo, no llegó a celebrarse,
debido a la prematura defunción de Enrique:
La muerte acaeció en 1217,
como consecuencia de un golpe en la cabeza
recibido cuando jugaba con otros niños
en el Palacio episcopal de Palencia:
(«firiolo un mozo con una piedra en la cabeza non
por su grado»).
Don Álvaro llevó el cadáver a Tariego de Cerrato,
localidad situada entre Burgos y Dueñas,
con la intención de ocultar la muerte del rey.
Sin embargo, Berenguela supo de lo ocurrido,
tomó Dueñas y envió a los obispos de Palencia y
Burgos
a hacerse cargo de los restos mortales del difunto.
Enrique fue sepultado en Las Huelgas.
El sarcófago carece de decoración,
aunque la piedra estuvo policromada.
Se encuentra en la nave del Evangelio,
junto al sepulcro de su hermano Fernando
y frente al sepulcro del infante Fernando de la
Cerda.
En el examen de las tumbas llevado a cabo a mediados
del siglo XX
se pudo observar el cráneo,
en el que se había practicado una trepanación,
posiblemente para frenar la hemorragia cerebral
causada por el golpe.
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