El
hoy fantasmagórico castillo de Montuenga
formó
parte en la Edad Media
de
la llamada Línea Defensiva del Jalón.
Ahora
el castillo es una ruina olvidada.
El
pueblo es una ruina olvidada,
perdido
en el centro de ninguna parte,
en
el centro de una gran extensión de tierra batida por el sol.
Lejos
de todo.
Casi
sin vías de acceso.
En
la cúspide un altozano
desde
donde se contemplan kilómetros y kilómetros de nada.
Del
castillo quedan muros del pasado habitados por fantasmas.
Centinelas
del vacío
sacudidos
por el viento y la luz,
sombras
de antiguos moradores
de
estas piedras en las que laten ecos
de
lamentos, de gritos y de golpes.
El
tiempo y el abandono van abriendo huecos
a
través de los que contemplar el territorio sin fin.
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