Estas
tierras, ocupadas por celtíberos y romanos,
quedaron
despobladas al comienzo de la ocupación musulmana.
Empiezan
a repoblarse cuando la frontera baja
desde
la línea del Duero hasta el Tajo.
El
lugar aparece documentado por primera vez en 1157,
cuando
Alfonso VII, en un privilegio otorgado a Sotos de Suso,
ubica
esta villa entre Oxoma y Ucero
("que
est inter Oxoma et Ucero").
Del
tiempo anterior, poco se sabe.
***
Los
templarios se asentaron en el convento de San Juan de Otero,
mencionado
por las crónicas y ya desaparecido,
que
fue uno de los principales conventos del Temple en Castilla.
Existen
diversas hipótesis sobre el emplazamiento
del
monasterio de San Juan de Otero.
Una
de ellas lo ubica en el cañón del río Lobos,
cerca
de Ucero,
vinculado
a la ermita de San Bartolomé.
Otra
lo identifica con la capilla del castillo de Ucero,
capilla
que sería el único resto susbistente del convento.
Otra
afirma que en el siglo XII estaría en el cerro del castillo
y
que en el siglo XIII se trasladaría al apartado cañón del Lobos.
El
castillo está construido en altozano a la entrada del cañón,
como
vigilando el acceso al mismo y a la ermita,
que
quizás fuese el templo del convento de San Juan de Otero.
No
existe documentación que avale la condición templaria
ni
de la ermita ni del castillo,
pero
se le atribuye a ambos enclaves
en
base a la tipología y la tradición.
El
asentamiento de templarios en San Juan de Otero
tuvo
que ser anterior a 1170,
año
en que se cita el convento en un documento
sobre
un litigio entre la Orden del Temple y la de Calatrava
por
la posesión de los bienes de Fernán Núñez de Fuente Aljemil.
Este
caballero ingresó como templario en San Juan de Otero.
Al
poco cambió de opinión y pasó a la orden de Calatrava.
A
su muerte, en el año 1170, reclamaron sus bienes
tanto
el Maestre del Temple como el de Calatrava,
y
las disputas llegaron a tal punto
que
el Papa tuvo que nombrar una comisión mediadora.
Quizás
el Temple recibió la donación de Ucero
de
Alfonso I el Batallador (esposo de la reina Urraca de Castilla),
que
les tenía en gran estima
y
al que habrían ayudado en la reconquista de estas tierras.
A
mediados del siglo XII el Temple
se
estableció en la frontera del reino de Castilla,
donde
obtuvo grandes posesiones
y
levantó castillos y monasterios para consolidar lo reconquistado.
Eran
tiempos de prestigio para la Orden.
La
vinculación de los templarios con la zona fue muy fuerte,
aunque
la documentación de la Orden no la recoge.
Es
posible que los propios templarios
construyeran
el castillo de Ucero.
La
fortaleza se encuentra sobre un promontorio
cerca
del nacimiento del río Ucero
y
junto a la villa del mismo nombre;
domina
el valle del río Ucero y la entrada al cañón del río Lobos.
Desde
el pueblo, un camino conduce hasta la fortaleza
tras
cruzar el río Ucero.
A
unos metros del castillo quedan los restos de una capilla,
que
estaba fuera del recinto defensivo.
Para
quienes sostienen la presencia templaria,
la
capilla pertenecería al convento de esta Orden,
quizás
el misterioso convento de San Juan de Otero.
Otros
creen que la antigua población de Ucero se hallaba en el cerro
y
que la capilla era la iglesia parroquial.
Sobre
las arcadas de una ventana de la torre, hay dos cabezas
que
algunos consideran símbolos templarios.
Pero
lo que más llama la atención es el interior de la torre,
en
los ángulos de cuya bóveda pueden verse
cuatro
extrañas ménsulas con representaciones humanas.
***
En
el siglo XIII, la villa de Ucero
pasó
a ser propiedad del noble Juan González de Ucero,
que
fue primer señor del castillo en 1212:
Juan
González participó en la batalla de Las Navas de Tolosa
al
lado de su rey, Alfonso VIII,
y
fue proclamado señor de Ucero por aquella acción.
Fueron
después señores de villa y castillo
don
Juan García de Villamayor,
importante
caballero que ocupó altos cargos en la Corte Real,
y,
a la muerte de éste en 1272, su viuda María de Meneses,
que
pertenecía a la alta nobleza castellana.
La
dama siguió residiendo en el castillo,
donde,
entre 1276 y 1280, mantuvo relaciones
con
el que sería años más tarde rey Sancho IV de Castilla,
con
quien tuvo una hija ilegítima, Violante Sánchez de Castilla.
***
Cuando
en 1282 el infante Sancho casó con María de Molina
(que
había sido madrina de bautismo de Violante),
María
de Meneses ingresó en un convento.
Violante
se crió en la corte castellana.
Será
reconocida oficialmente como hija de Sancho
por
dispensa papal en 1301.
María
donó el señorío de Ucero a Violante
como
dote en la boda de ésta con Fernando Rodríguez de Castro,
bisnieto
del rey Alfonso IX de León.
Don
Fernando heredó el señorío de Lemos y otras muchas posesiones
y
ocupó, como su padre, el cargo de pertiguero mayor de Santiago,
lo
que le convirtió en el noble gallego más poderoso
durante
los reinados de Sancho IV y Fernando IV.
En
1295 falleció Sancho IV
y
subió al trono el hermanastro de Violante, Fernando IV.
El
marido de Violante se rebeló contra el nuevo rey.
Violante
cayó en desgracia con su hermanastro.
Juan
García de Villamayor, nieto del noble del mismo nombre
que
en su día fue marido de la madre de Violante,
cuando
acudió a tierras sorianas
para
defender los derechos de Fernando IV,
aprovechó
las revueltas y se apoderó por las armas de Ucero.
Don
Juan poseyó el señorío durante unos años
y
en 1302 lo vendió al obispado de Osma por un precio irrisorio,
quizás
para compensar anteriores excesos
cometidos
contra la Iglesia por sus tropas durante las revueltas.
Pero
esa venta nunca fue aceptada por Violante.
El
obispo tendrá que defender por las armas Ucero
frente
a los intentos de Violante de reivindicar sus derechos.
Fernando
Rodríguez de Castro falleció en 1305
durante
el cerco de Monforte de Lemos,
mientras
combatía contra el infante Felipe de Castilla,
hijo
de Sancho IV y hermanastro de Violante Sánchez.
Violante
puso a su hijo mayor, Pedro Fernández de Castro,
bajo
la tutela del noble gallego Lorenzo Suárez de Valladares,
muy
influyente en la corte portuguesa.
Don
Lorenzo, para proteger al muchacho de posibles ataques del rey,
lo
encomendó a Martín Gil de Riba de Vizela, conde de Barcelos
y
mayordomo del heredero portugués, el infante Alfonso,
que
educará a Pedro Fernández.
Don
Martín era esposo de Violante Sánchez,
hija
del primer conde de Barcelos, Juan Alfonso Téllez de Meneses,
casado
con Teresa Sánchez, hermanastra de doña Violante.
Otra
hermanastra de doña Violante, Beatriz,
será
reina de Portugal al casar con Alfonso IV de Portugal.
Tras
enviudar, Violante profesó en la Orden de Santiago.
Optó
por esta Orden por la flexibilidad de la institución,
que
no le obligaba a vivir enclaustrada
y
que le permitía mantener cierto poder político, económico y social,
merced
a la tenencia de alguna de las encomiendas de la Orden.
Violante
solicitó al Papa que le confiara
la
administración del monasterio de Sancti Spiritus de Salamanca.
En
1325 el Pontífice encomendó al arzobispo de Toledo
que
concediera a doña Violante el hábito de Santiago
y
el gobierno del monasterio de Sancti Spiritus de Salamanca
y
el de otras encomiendas santiaguistas.
(El
patronazgo sobre el monasterio salmantino de Sancti Spiritus
fue
ejercido entre 1268 y 1379 por cuatro mujeres relevantes:
Su
fundadora, María Méndez de Sousa,
esposa
de Martín Alfonso, hijo ilegítimo de Alfonso IX de León.
Y
a continuación la reina María de Molina,
Violante
Sánchez de Castilla
y
la reina Juana Manuel de Villena, esposa de Enrique II de Castilla).
El
Papa también encargó al arzobispo
que
siguiera el pleito que mantenían Violante y el obispo de Osma
por
la posesión del señorío de Ucero,
que,
según la dama,
le
pertenecía a ella por la herencia de su madre
y
era retenido ilegalmente por el obispo
desde
que lo compró en 1302 a Juan García de Villamayor.
En
1327 Violante legó a la Orden de Santiago todos sus bienes,
incluido
Ucero,
pues
seguía considerándose propietaria del señorío
pese
a que perteneció desde 1302 a los obispos de Osma.
En
el documento de la donación, Violante se refería a sí misma
como
freila y comendadora del monasterio de Sancti Spiritus.
En
el testamento, disponía:
«Otrosí
mando que mios terçieros que compren un ataúd
en
que (mando que me) metan (e en que me entierren
e
que la cubran de panno) de bruneta
con
sus çintas e con su pregadura e con las armas de Santiago
puestas
so(bre el panno del ataúd.
É)
mando que echen sobre la fuesa du me enterraren
una
piedra que yaga igual con la terra
e
enssomo de la piedra que pongan las armas de Santiago
figu(radas
en un petafee en que diga así:
“Aquí)
yas donna Violante
fija
del muy nobre rey don Sancho e de donna Maria Alfonso
(señora
que) fue de Osero”».
Se
supone que doña Violante murió en 1330.
Fue
enterrada en el monasterio de Sancti Spiritus de Salamanca.
La
donación de Ucero a la Orden de Santiago
nunca
llegó a hacerse efectiva.
***
Desde
1302 el castillo de Ucero perteneció al obispado,
que
lo utilizó desde como mansión palaciega para los obispos
(que
acudían a pescar truchas en el río Ucero)
hasta
como cárcel para clérigos.
Fue
propiedad de la Iglesia hasta el año 1966,
cuando
tuvo lugar un intercambio
por
acuerdo entre el Estado y la Iglesia.
Muy interesante. Me gustaria conocerlo y sentir las energias de este lugar.
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