En
la Catedral de Segovia fue enterrado
el
infante don Pedro, hijo de Enrique II de Castilla.
ROMANCE
DE LA MUERTE DEL INFANTE DON PEDRO
En
lo alto del alcázar,
Rematando
el mes de julio,
Jugaba
junto a su aya
Aquel
famoso infantito.
La
calor era bien grande,
El
sol era ya salido,
La
corneja, en la siniestra,
Va
volando hacia su nido.
El
su padre estaba en guerra,
-
Por Enrique es conocido -
Con
su tío, Pedro el Cruel,
Cada
uno en su partido.
Años
llevaban de lucha,
En
malas guerras metidos.
En
la ciudad de Segovia
Han
encontrado cobijo
Don
Enrique y su familia,
Don
Enrique y el su hijo.
Ajeno
estaba a estas lides,
Jugando
se estaba el niño,
Cuando
o bien por la calor,
Cuando
bien por un descuido,
Cae
el infante a la roca
Que
estaba so el castillo.
La
caída fue mortal:
El
infausto no se ha herido,
Que,
al estrellarse en el suelo,
El
Infante es fallecido.
La
su carita de rosa
Al
punto ha palidecido,
Los
sus ojos de azabache
Su
tierna luz han perdido.
El
ama, desque lo viera,
Tan
solo ha gritado un grito,
Al
tiempo que se arrojaba
Sobre
el cadáver del niño.
Ambos
cubiertos de sangre,
El
rojo suelo teñido,
Ayes
se oyen en Segovia,
Campanas
con sus tañidos,
Estandartes
y pendones
De
negro luto han vestido.
La
noche del veintiuno
No
hubo luna en el castillo,
A
la mañana siguiente
Difunto
ya estaba el niño.
En
la tumba do descansa
El
su padre dejó dicho:
“Rogad
a Dios por el alma,
Por
el alma de mi hijo”.
Chus
Buitrago
La Catedral si que la pudimos visitar.
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