miércoles, 5 de noviembre de 2014

WAMBA




Wamba es una pequeña localidad
situada a 17 kilómetros de Valladolid, entre montes.


En ese emplazamiento quizás se hallaba la ciudad visigoda de Gérticos,
lugar de recreo y caza de los reyes godos.
Encontrándose allí descansando, falleció Recesvinto en 672.


Se dice que según la tradición visigoda,
cada rey era proclamado en el lugar en que moría su predecesor,
y que por tanto la proclamación de Wamba
habría tenido lugar en Gérticos.
Sin embargo, también se afirma que Wamba fue coronado en Toledo.
Se cuenta asimismo que Wamba fue enterrado en Gérticos
y que luego sus restos fueron trasladados a la catedral de Toledo.

Hay documentos que citan esta población
desde comienzos del siglo X, época del reinado de Fruela II,
con la denominación de “sedis wambesis”.


Al parecer los reyes astur-leoneses siguieron frecuentando la villa
como lugar de asueto y esparcimiento.
Doña Urraca de Portugal, primera esposa de Fernando II de León,
se alojó en el monasterio de Santa María de Wamba
para pasar en paz sus últimos días.
Debido al parentesco existente entre los cónyuges (eran primos),
el papa anuló su matrimonio;
entonces doña Urraca ingresó como freira
en la Orden de San Juan de Jerusalén
y se instaló en las tierras zamoranas que su esposo le concedió;
posteriormente, se retiró al monasterio de Santa María de Wamba,
que pertenecía a los sanjuanistas.
Falleció allí hacia 1211, y allí fue sepultada.


***

Se dice que un primer cenobio fue mandado construir en Wamba
por los reyes astur-leoneses en el siglo X
para dar cobijo a monjes mozárabes que huían de Al-Andalus.
Quizás sobre una anterior iglesia visigoda.


En el siglo XII los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén
se instalaron en la Encomienda de León y de Castilla,
que se extendía por las tres provincias leonesas.
Entonces el monasterio pasó a depender de dicha Orden.


Se conservan algunos restos de su claustro,
y en él tres tumbas, dos abiertas y una cerrada.
Se cree que en una de ellas estuvo enterrado Recesvinto.
Posteriormente Alfonso X trasladaría sus cenizas a Toledo.


***

Se conserva también la iglesia del cenobio, la iglesia de Santa María.
Se encuentra en el centro del pueblo.

Su cabecera es mozárabe, del siglo X,
y la nave es románica, del siglo XII,
del tiempo en que los Hospitalarios establecieron allí su residencia.
De esa época data también el palacio anexo.


La portada principal es románica.
En ella destacan algunos canecillos que representan
cabezas de personas sacando la lengua en gesto de burla.
En el tímpano una inscripción recoge la fecha de edificación, 1195.

En el interior de la iglesia existen varios nichos funerarios.


Frente a la entrada hay una puerta que da acceso a una nave lateral
donde hay una capilla con bóveda de palmera,
a la que se ha llamado “Árbol de la Vida”;
la columna que la sostiene está muy desgastada,
pues existía la creencia de que tenía milagrosos poderes curativos
y los habitantes de la comarca iban a tocarla para sanarse,
girando a su alrededor y dejando resbalar la mano por su contorno.


La iglesia alberga también la denominada “Capilla de la Reina”,
donde fue enterrada doña Urraca,
como recuerda un epitafio colocado con posterioridad.

El resto del monasterio ha desaparecido.


***

 Sin embargo, en una de las paredes de su claustro,
convertido en patio de la iglesia,
se conserva una dependencia: el osario.


El osario visitable más grande de España
y el único del país con restos tan antiguos.

La información sobre él es escasa y confusa.
No hay documentación al respecto.

A mediados del siglo XX el doctor Gregorio Marañón
se llevó dos camiones con restos óseos a Madrid
para las prácticas de los estudiantes de la Facultad de Medicina,
de la cual Marañón era catedrático.
(No fue el único profesor en llevarse huesos.
Se dice que cientos de alumnos de Medicina del país,
sobre todo de las Facultades de Valladolid y Madrid,
han estudiado anatomía con esqueletos procedentes de Wamba).
El doctor fechó los más antiguos en el siglo XIII.


Se cree que fueron los Caballeros de San Juan
los que empezaron a enterrar allí a sus monjes.
Se trajo igualmente a muertos
de hospitales medievales de territorios contiguos.
Después, a lo largo de siglos,
se siguió acumulando allí los restos óseos,
cuando se exhumaban del cementerio
para dejar espacio para nuevos fallecidos.

Las paredes de la estancia, desde el suelo hasta la bóveda,
están recubiertas de huesos, miles de huesos, sobre todo calaveras.


En los años ochenta del siglo XX la sala se encontraba descuidada,
las humedades la estaban deteriorando considerablemente.
El osario había sido repetidamente expoliado;
los huesos estaban desparramados, los niños jugaban con ellos.

Cuando se derrumbó una de las paredes de huesos,
se optó por cerrar la sala al público
y durante unos años permaneció en situación de abandono.
Finalmente, los huesos fueron cuidadosamente recolocados.


A su entrada había una inscripción que decía:
«Como te ves, yo me vi, como me ves, te verás.
Todo acaba en esto aquí.
Piénsalo y no pecarás».

La han quitado.
A alguien le pareció que resultaba demasiado macabra.
Pero, con o sin inscripción,
la realidad sigue siendo que no somos inmortales
y que no pensar en la muerte no evitará que muramos.

4 comentarios:

  1. Tuve la oportunidad de estar allí hace unos años. Una gran entrada que, en mi caso, supone un recordatorio de un viaje feliz. Un saludo.

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    1. Gracias. Me alegro mucho de que le haya gustado. Son lugares poco conocidos, pero fascinantes. Cordiales saludos.

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  2. Impresionante Lucía. Me ha recordado a una iglesia en Portugal (el nombre no lo recuerdo) que estaba toda llena de huesos, calaveras. Y tenía un cartel, que creo que decía: los huesos que aquí estamos a los tuyos esperamos.
    Saludos.

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    1. Quizás la Capilla de los Huesos, en Évora. En Europa hay algún otro osario de este tipo, pero en España éste es el único. Y, sí, es impresionante.

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