El palacio conocido como de Pimentel
está situado en los llamados Sitios Reales, en la
plaza de San Pablo,
en la esquina de la calle Cadenas de San Gregorio
con la Corredera de San Pablo (calle de las
Angustias).
A pocos metros del Colegio de San Gregorio,
de la iglesia de San Pablo y del Palacio Real.
Por su relevancia histórica,
fue una de las residencias señoriales más
importantes de la ciudad.
Ordenó su construcción en el siglo XV
don
Pedro Álvarez de Osorio, Marqués de Astorga.
Lo heredó su hija doña Constanza de Bazán Osorio.
Esta dama contrajo matrimonio
con don
Bernardino Pimentel y Enríquez, Regidor de Valladolid,
y la pareja se instaló en el palacio.
En él fue jurado, el 12 de julio de 1506,
el príncipe heredero, futuro rey Carlos I.
Bernardino Pimentel tomó partido por el emperador
Carlos
en la Guerra de las Comunidades,
lealtad recompensada en 1541 con el Marquesado de
Távara.
La amistad que hubo entre don Bernardino y don
Carlos
hizo que éste eligiera la casa de Pimentel como
residencia imperial
durante sus primeras y frecuentes estancias en la
ciudad.
Carlos no disponía en Valladolid de palacio
propio,
pero el de Pimentel siempre estuvo a su
disposición.
***
Don Bernardino dio alojamiento a la familia imperial
en 1527,
con motivo de las Cortes convocadas para el mes
de abril.
Allí, el 21 de mayo de 1527, nació el que sería
rey Felipe II.
Quince días después, el miércoles 5 de junio de
1527,
fue bautizado el príncipe.
Una leyenda arraigada en la ciudad
cuenta que, al dar la puerta del palacio a la
Corredera de San Pablo,
la parroquia que le correspondía era la de San
Martín,
y que era en esa iglesia donde debía celebrarse
el bautizo.
Pero el emperador prefería la iglesia de San
Pablo,
más rica, más amplia, más accesible, y vinculada
a la Corona,
pues allí se celebraban sesiones de Cortes desde
1521.
Así que se recurrió a una ficción:
Las ventanas de palacio daban a Cadenas de San
Gregorio,
calle que sí pertenecía a la parroquia de San
Pablo,
por lo que lo que se hizo fue cortar las rejas de
una ventana,
convirtiéndola en puerta por la que saldría el
niño
a través de un pasadizo que comunicó palacio e
iglesia.
Terminada la ceremonia, la reja quedó clausurada
de nuevo
con una cadena que aún puede verse.
La realidad es que en ningún caso el emperador
habría tenido dificultades para elegir iglesia.
Pero sí se construyó ese pasadizo.
Se trataba de una pasarela engalanada
que facilitó y realzó el acceso de la comitiva a
la iglesia,
una especie de puentecillo ornamental elevado,
una construcción efímera en madera, ricamente
adornada
con guirnaldas, frutos, gallardetes y alegorías
renacentistas.
Foto: Jawaes |
Para salvar la elevación, se usó como salida una
ventana
orientada hacia la iglesia de San Pablo,
abierta en el primer descansillo de la escalera
del palacio.
Dibujo: Valentín Carderera |
El príncipe era llevado en brazos por el
Condestable de Castilla,
a quien acompañaba el duque de Alba.
Tras ellos iban
el conde de Salinas, con las fuentes,
el conde de Haro, con la sal,
el marqués de Villafranca, con la vela,
y el marqués de Vélez, con el alba.
Detrás iba la reina de Francia, Leonor, del brazo
del duque de Béjar,
seguidos por muchas damas y caballeros.
Administró el bautismo el arzobispo de Toledo,
acompañado de los obispos de Palencia y Osma.
***
En 1530 el palacio pasó a ser propiedad
de Juan
Hurtado de Mendoza y María Sarmiento,
condes
de Rivadavia.
Sobre la puerta principal hay un balcón
a cuyos lados figuran todavía los escudos de los
condes.
Perteneció a esta familia hasta el siglo XIX.
En 1849, los herederos,
el conde de Rivadavia y su hermano el marqués de
Camarasa,
lo vendieron a don Mariano Miguel de Reynoso,
alcalde de Valladolid,
presidente de la Diputación,
ministro de Fomento...
En 1875 éste lo vendió a la Diputación Provincial,
que lo convirtió en su sede.
***
La Diputación reformó todo su interior
y colocó en sus dependencias dos artesonados
mudéjares
de otras procedencias.
La colocada en la Sala de Comisiones
procede del Colegio de San Gregorio
y está decorada con el escudo de su fundador, Alonso
de Burgos.
En el despacho del presidente de la Diputación,
en una torre, en la esquina que da a la plaza,
se encuentra una ventana plateresca.
Es una ventana de comienzos del siglo XVI.
Posee un atrevido arco y una decoración de
grutescos
que sigue los modelos de las pinturas de la Domus
Aurea
y con el emblema de los Pimentel en la cornisa.
***
Así pues, el palacio que ha llegado a nuestros
días está muy alterado.
A ello se añade entre 1939 y 1940
la decoración del zócalo del zaguán.
Un friso
de azulejos
realizados por el ceramista talaverano Juan Ruiz
de Luna
en un vestíbulo que comunica la calle con el
patio.
(Éste fue el primer encargo vallisoletano
a la fábrica Nuestra Señora del Prado de Talavera
de la Reina,
cerrada en 1961.
El segundo fue el de la Universidad, instalado
entre 1943 y 1944
y hoy eliminado).
En ellos se representan 12 episodios de la
historia de Valladolid.
Las escenas se distribuyen en los cuatro muros:
‘Reales sitios’,
‘Bautizo de Felipe II’
y ‘Torneo en la Plaza Mayor’.
‘Proclamación de Felipe II’,
‘Presentación de Juan de Austria a la reina
gobernadora’
y ‘Llegada de Felipe II a Valladolid’.
‘Incendio de Valladolid’,
‘Reconstrucción de la ciudad’
y ‘Llegada de Santa Teresa y San Juan de la
Cruz’.
‘Entrada de la reliquia de San Benito’,
‘Procesión de la reliquia’
y ‘Santa María de la Antigua’.
A modo de viñetas con sentido correlativo,
con inscripciones que acompañan al texto situando
la acción,
decorando e ilustrando al mismo tiempo.
Situando los hechos pasados sobre imágenes
actuales de la ciudad,
lo cual facilita la interpretación.
Hermosas y anacrónicas representaciones...
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