De la muralla medieval de Cuenca
no queda casi nada,
algunas partes restauradas en la zona baja
y una de las nueve entradas que tenía Cuenca por
entonces,
el arco del Bezudo.
Situado junto al castillo,
el arco era la puerta ubicada en la zona más alta de
la ciudad,
a la que se llegaba desde el exterior
a través de un puente sobre un foso
que antes lo separaba del exterior
y ahora le da continuidad.
Contaba la ciudad con un recinto amurallado
que desde el castillo hacia abajo
seguía los límites de las hoces
hasta la puerta que formaba la unión de los ríos
Júcar y Huécar.
El castillo fue una fortaleza árabe ganada por
Alfonso VIII.
Los cristianos reconquistaron Cuenca
el 21 de septiembre de 1177.
El castillo se encuentra situado entre las dos
hoces,
la del río Júcar y la del río Huécar,
en el punto de mayor estrechamiento entre ambas.
Queda de él algún fragmento de lienzo,
un torreón y dos cubos cuadrados.
Junto a esos restos, se conserva
la sede del Tribunal de la Inquisición,
edificio del siglo XVII que luego fue utilizado como
prisión.
El castillo fue cedido a la Inquisición en el siglo
XVI
y en 1812 las tropas francesas lo volaron.
***
En el mismo siglo XII, en tiempos de Alfonso VIII,
se constituyeron en Cuenca tres cabildos:
el catedralicio,
el de "Guisados de Caballo",
formado por las milicias de caballería villana o
parda,
y el de de “Caballeros Hijosdalgo de Cuenca”
constituido por la nobleza conquense
con el apóstol Santiago como santo patrón.
***
El río Huécar, en su confluencia con el Júcar
a los pies del cerro de San Cristóbal,
se desbordaba, dando lugar, fuera de las murallas,
entre las puertas de Valencia y de Huete,
a la Albufera (“al Buhayra”),
zona aprovechada para cultivos y molinos.
Serían las tierras que ocupaba la Albufera
las que corresponden ahora a la zona comercial y
administrativa.
En la conquista de Cuenca
el rey contó con la ayuda de la Orden de Santiago.
En recompensa, el monarca donó a la Orden
parte de esos terrenos del extrarradio.
Junto a la puerta de Huete, extramuros,
en el cerro de Santiago.
Sobre ellos se levantó una construcción en el año
1182.
La institución más antigua de la ciudad.
Los santiaguistas destinaron al principio la
fundación
a hospedaje y restablecimiento
de cristianos rescatados del cautiverio.
Luego se transformaría en Hospital
para enfermos pobres y peregrinos.
Esto fue hacia 1250,
cuando con todas las rentas se formó una encomienda
con la obligación de sostener el Hospital.
De la primera construcción no se conserva ningún
resto,
ya que fue destruida por temor a nuevos ataques de
los árabes,
pues su ubicación sobre un cerro y cerca de las
murallas
la hacía peligrosa.
Fue levantada de nuevo en el siglo XVI
y en 1812 de nuevo destruida
en un incendio provocado por las tropas de Napoleón.
El edificio actual es resultado de sucesivas
reconstrucciones.
Las Hijas de la Caridad se hacen cargo de la obra
a finales del siglo XIX,
dedicándose desde entonces
al cuidado de las personas necesitadas.
Actualmente es residencia de ancianos
con minusvalías físicas o psíquicas
y que no tienen quien pueda atenderlos.
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