Nunca hubo ruinas más tristes.
El alcázar fue construido en el siglo IX por
Izraq ibn Muntil
en la entrada oeste de Guadalajara,
sobre el barranco del Alamín.
En el año 1085 Guadalajara
es reconquistada por Álvar Fáñez,
al servicio de Alfonso VI de León y Castilla.
Con ello el alcázar pierde su inicial función
defensiva
y se convierte en residencia de los reyes
castellanos,
en la que se alojaron el propio Alfonso VI,
Alfonso VIII, Fernando III, Sancho IV y Alfonso
XI.
Será en tiempos de Alfonso XI, en el siglo XIV,
cuando el alcázar goce de su mayor esplendor.
Bajo su reinado, la infanta Isabel de Castilla y
de Molina,
señora de Guadalajara entre 1292 y 1311,
impulsó profundas reformas,
tomando como modelo los alcázares de Córdoba y de
Sevilla,
que datan de la misma época.
El alcázar se convirtió en un auténtico palacio
real,
construyéndose el patio central,
las alhanías, la qubba, las albercas, los baños,
los sótanos y la torre.
Se edificó en su interior
una iglesia dedicada a San Ildefonso,
dotada de grandes posesiones.
En el alcázar se celebraron Cortes
en 1390, siendo rey Juan I,
y en 1408, siendo regentes, por la minoría de
edad de Juan II,
Catalina de Lancaster y Fernando de Antequera.
En 1436 se celebró allí la boda
del que sería años después segundo marqués de
Santillana
y primer duque del Infantado,
Diego Hurtado de Mendoza y Figueroa,
con María de Luna.
En 1448, con el afianzamiento de los Mendoza en
Guadalajara,
don Diego fue nombrado por Juan II Alcaide del
Alcázar.
En 1460 las tropas de Enrique IV tomaron
Guadalajara
para expulsar a los Mendoza.
El alcázar quedó parcialmente destruido.
Cuando los Mendoza regresaron a la ciudad,
Íñigo López de Mendoza y Luna, segundo duque del
Infantado,
buscó nuevo lugar de residencia familiar,
construyéndose entonces el Palacio del Infantado.
***
El alcázar cayó en desuso
y los posteriores duques del Infantado
empezaron a utilizar sus dependencias como almacenes
y, en lo poco que quedaba en buenas condiciones,
como sede concejil.
En la torre se instaló el pósito de cereales,
pasando a conocerse el torreón como “Peso de la
Harina”.
En 1520 en el ruinoso palacio
se acuartelaron la nobleza y el pueblo de Guadalajara
para sumarse a la causa de los Comuneros de
Castilla.
El alcázar se convirtió de nuevo en escenario de
guerra.
Con la toma de Guadalajara por las tropas de
Carlos I
lo poco que quedaba en pie de la antigua
construcción
fue derruido y quedó abandonado.
***
En el siglo XVIII, Felipe V casa con Isabel de
Farnesio.
La boda se celebra en el Palacio del Infantado.
En 1718, el nuevo rey, agradecido a Guadalajara
por su apoyo en la Guerra de Sucesión,
le otorgó la instalación de una manufactura real
en la ciudad.
La Real Fábrica de Paños se ubicaría
en el palacio de los Marqueses de Montesclaros,
enfrente del alcázar y del palacio del Infantado.
Para convertir la residencia en fábrica
se utilizaron materiales procedentes de los
restos del alcázar.
Pero pronto se quedaron pequeñas las
instalaciones
y se decidió ampliarlas en el recinto del
alcázar.
En 1778 se demolió lo que quedaba de su interior,
dejando sólo los restos de su perímetro.
El nuevo edificio tomó el nombre de
Real Fábrica de Sarguetas de San Carlos.
Durante la Guerra contra el Francés
la fábrica fue utilizada como cuartel militar
y el viejo alcázar recuperó su primigenia función
defensiva
y fue nuevamente marco de conflicto bélico.
Debido a los daños sufridos,
el edificio ya no se recuperó como taller.
***
En 1833, en el palacio de Montesclaros
se instaló el cuartel de San Fernando,
destinado a Academia Superior de Ingenieros del
Ejército
y sede del Tercer Regimiento de Ingenieros.
El alcázar se utiliza, en principio,
para acuartelar a varios destacamentos de manera
temporal,
hasta que en 1860 se construye un nuevo edificio
que servirá de nuevo como cuartel
al que se le da el nombre de San Carlos y Santa
Isabel.
En 1896 se instaló en el cuartel de San Carlos
el Servicio de Aeroestación Militar.
En el torreón del pósito se ubicó la torre de
señales de aeroestación,
culminada por un palomar.
Dirigido por Pedro Vives Vich,
el Servicio empezó a funcionar en 1900.
Aquí comenzó la aeronáutica española,
tanto en aerostación como en aviación.
La población de Guadalajara le llamó “Cuartel de
Globos”
por la gran cantidad de dirigibles
que se elevaban desde estas instalaciones.
En los mismos cuarteles se alojó también
la sección masculina del Colegio de Huérfanos de
Guerra,
al resultar insuficiente el palacio del
Infantado.
***
Durante la Guerra Civil, las tropas de Franco
se hicieron fuertes en el cuartel de San Carlos.
Por cuarta vez, el alcázar era campo de batalla.
El 22 de julio de 1936 los republicanos atacaron
el cuartel
con bombas incendiarias.
El 6 de diciembre contraatacaron los franquistas;
las bombas lanzadas por la aviación
terminaron de destruir el edificio.
***
Desde entonces, el Alcázar Real de Guadalajara
ha estado abandonado.
En 1996 se realizó un estudio arqueológico del
terreno,
propiedad del ayuntamiento,
pensando en construir en él un teatro.
Se encontraron numerosos restos
y se renunció a edificar.
En 1998 comenzaron las excavaciones
para recuperar las ruinas.
En 2007 se consolidaron los restos de muro,
se limpió el Peso de la Harina
y se posibilitó la visita a las ruinas.
A las ruinas más tristes.
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