lunes, 25 de noviembre de 2013

TOLEDO. Posada de la Hermandad




En el siglo XI los concejos de algunas villas castellanas
fundaron las primeras Hermandades
para proteger sus campos, sus ferias y sus rutas comerciales
de los ataques de los moros en la frontera o de los bandoleros.
Eran milicias municipales
con una organización similar a la de las Cofradías.

La primera fue la Hermandad de San Martín de la Montiña,
en Toledo,
a la que Alfonso VI de Castilla concedió los primeros privilegios.

La Hermandad Vieja de Toledo fue fundada en el siglo XIII
para proteger los caminos y montes
del terreno situado entre los ríos Tajo y Guadiana,
que, tras la batalla de las Navas de Tolosa,
quedó a merced de ladrones, bandidos y asaltantes,
llamados golfines debido al apellido de uno de los más famosos.

Alfonso VIII concedió privilegios a los miembros de la Hermandad.

Su nieto Fernando III ordenó la creación de Hermandades similares
en Talavera y Ciudad Real.

Hacia 1300 se unieron en una misma institución
los toledanos de los Montes y los talaveranos de la Jara,
ganando así en efectividad y fuerza.

Las Hermandades eran grupos de hombres armados
pagados por los concejos
para perseguir a malhechores de toda índole.

Estaban integradas por colmeneros, cazadores, leñadores, pastores
y demás oficios relacionados con el campo.

Eran denominados cuadrilleros,
debido al uso de flechas
terminadas en una punta metálica de sección cuadrangular
llamadas quadrillos.

Estas tropas, organizadas y jerarquizadas,
se hallaban bajo las órdenes de un tribunal
que juzgaba en procesos sumarísimos
con aplicación inmediata de la pena.

Las Hermandades fueron ganando poder
y eran respetadas y temidas.

Pero ya no se trataba sólo de combatir a moros y criminales
sino también a los señores feudales:
Desde el siglo XIII el poder feudal intenta reforzarse
frente a la monarquía y frente a las ciudades.
El orden feudal ya no es lo que era,
la tradicional norma de la caballería cristiana,
por la cual el fuerte debía proteger al débil,
ha sido quebrantada por una aristocracia
en decadencia ante la ascendente burguesía.

En pleno periodo de disturbios y caos social,
los nobles recurrían al asalto y el saqueo,
al tiempo que los delincuentes controlaban los caminos
y extorsionaban a los labradores.
El bandolerismo era una constante en la vida cotidiana.
Los magnates confraternizaban con los malhechores.

Andalucía estaba controlada por
el duque de Medina, el marqués de Cádiz y el conde de Cabra.

El maestre de Alcántara, Alonso de Monroy,
devastaba la provincia de León.

El conde de Treviño asolaba las Vascongadas.

Las poblaciones veían necesario
incrementar las medidas para proteger el comercio,
pacificar el tránsito por los caminos,
mantener el orden y la seguridad.


***


En 1476, en las Cortes de Madrigal,
los procuradores burgaleses propusieron a los Reyes Católicos
la creación de una nueva institución,
unificando las distintas hermandades locales.

Isabel y Fernando aceptaron la propuesta de la asamblea
y, sobre la base preexistente
de las hermandades creadas por las ciudades,
fundaron la Santa Hermandad.

Los Reyes Católicos, entre las medidas
que sentaron las bases del primer Estado moderno de Europa,
consideraron como una prioridad
el logro del orden público y la paz social.

Prohibieron las luchas entre banderizos o clanes feudales,
desterraron a los señores feudales más indisciplinados
y desmocharon los castillos de aquellos que no acataban las leyes.
Renovaron la Hermandad,
dándole más autoridad, mejor organización
y competencia para actuar en todo el territorio del reino.


***


Los Reyes pusieron al frente de aquella milicia
al duque de Villahermosa, Alfonso de Aragón,
hermano bastardo de Fernando el Católico.

En esos años la Hermandad estuvo integrada
por unos 2.000 hombres de guerra
prestos para lo que el Rey o la Reina les mandasen.

Las ciudades aportaron un jinete por cada cien vecinos
y un infante por cada ciento cincuenta,
agrupados en cuadrillas.
Se obtuvo financiación mediante el impuesto de la sisa
sobre todas las mercancías menos la carne.

Los cuadrilleros llevaban uniforme:
calzas de paño encarnado,
sayo de lana blanca con una cruz roja en pecho y espalda,
casco de hierro ligero;
su armamento se reducía a lanza y espada;
la camisa que llevaban debajo era de color verde,
y de ahí viene el dicho de “a buenas horas, mangas verdes”,
en referencia a cuando llegaban tarde a los sitios.


***


Los capítulos de la Hermandad aprobados por los Reyes Católicos
tenían por objetivo preparar una milicia que fortaleciera el poder real.
Un cuerpo militar permanente,
con los cuadrilleros sometidos a rigurosa disciplina.

La Santa Hermandad limitó la jurisdicción de los alcaldes
y actuó no sólo contra los malhechores
sino también contra los nobles levantiscos.

La Hermandad era al mismo tiempo un cuerpo policial
y un tribunal de justicia con garantías para el acusado.

Durante unos años fue una institución muy eficaz.
La paz interior, la seguridad en los caminos y la tranquilidad social
se consiguieron rápidamente.
Los castigos fueron muy duros.
La nobleza perdió gran parte de su poder.

La Hermandad fue el embrión de un ejército regular y especializado
y el primer cuerpo policial organizado de Europa.
Y fue también,
por esa misión de proteger los caminos frente a salteadores,
el antecedente de la Guardia Civil.


***


El edificio de la Santa Hermandad de Toledo
data de finales del siglo XV
y fue la sede de la Hermandad Nueva.

La fachada está decorada con las figuras
de dos ballesteros y dos alguaciles de la Hermandad
y con los símbolos de los Reyes Católicos:
su escudo y el yugo y las flechas.

Había también un escudo de Felipe II en madera,
pero fue retirado a comienzos del siglo XXI para restaurarlo
y ya no se repuso.

En su interior se conservan las salas de los tribunales
y las mazmorras para los presos.

Tras la desaparición de la Hermandad,
durante algún tiempo el edificio fue un hostal,
y su dueño al parecer estuvo a punto de vender
las estatuas que decoran la fachada.

En la actualidad alberga un centro cultural y usos administrativos.


***


La Santa Hermandad funcionó entre 1476 y 1498.

Las viejas hermandades locales
se integraron en la hermandad nueva durante ese periodo,
y cuando la hermandad nueva desapareció
continuaron su antigua actividad.

En los siglos siguientes llegó su desprestigio.
Las causas de su decadencia fueron
su politización y abusos de poder,
la considerable carga que suponían para las poblaciones
y el hecho de que cada vez se empleaba más el ejército profesional
para tareas de orden público.

Llegó un momento en que las Hermandades
ya sólo servían para vigilar montes y colmenas,
sin apenas competencias en procesos judiciales.

Isabel II disolvió las Hermandades en 1835.

Diez años más tarde, se creará la Guardia Civil como sustituto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario