Hubo cátaros en España.
La primera constancia de una comunidad cátara en Cataluña
es de 1167, en el Valle de Arán.
En los años siguientes, la Sierra del Cadí y alrededores,
entre la Cerdaña y el Berguedá,
se convirtieron en refugio
de los cátaros huidos de Occitania.
Se instalaron sobre todo en las mismas zonas
donde siglos antes había proliferado otra herejía:
la adopcionista.
Algunos señores de estos territorios
dieron protección a los fugitivos,
y en la Sierra hubo importantes asentamientos.
Los vizcondes de Castellbó tenían contactos
con los condes de Foix,
familia todas cuyas mujeres eran relevantes herejes.
Para congraciarse con el obispo de Urgel,
que le echaba en cara sus contactos con la herejía,
el vizconde Arnau de Castellbó
reconoció al obispo como su sucesor en Andorra,
de la cual era señor feudal,
si moría sin heredero.
Pero desposó a su hija con el hijo del conde de Foix
y el obispo se opuso al matrimonio
y obtuvo el apoyo del conde Ermengol de Urgel.
En 1203, tras un enfrentamiento armado,
Arnau y el conde Raymon Roger de Foix
fueron hechos prisioneros.
Arnau tuvo que comprometerse
a contraer matrimonio con la sobrina del conde Ermengol,
a casar al primer hijo que tuvieran
con la hermana de Ermengol
y a prometer que no casaría a su hija
con ningún miembro de la casa de Foix.
Murió sin embargo entonces el conde Ermengol
y Arnau incumplió su promesa
y caso a su hija con Roger Bernat, hijo de Raymon.
Desde 1209 Arnau participó
en la guerra occitana contra Simón de Montfort,
y durante los años de debacle
que siguieron a la muerte del rey de Aragón
en la batalla de Muret
acogió en su vizcondado a numerosos herejes huidos.
Ermesenda de Castellbó, hija de Arnau,
casó en 1208 con Roger Bernat II,
heredero del condado de Foix.
Los Castellbó estaban emparentados también
con algunos importantes faidits,
caballeros occitanos desposeídos de sus feudos
por herejía,
como fueron los Niort,
que se habían exiliado al Sur de los Pirineos.
La hermana de Arnau, Esclaramunda,
estaba casada con Raymon de Niort,
cuya madre, Esclarmonda, era reconocida cátara.
Guillem de Niort, veguer de la Cerdaña,
acabará condenado a prisión perpetua por hereje.
En las declaraciones inquisitoriales del siglo XIII
se dirá que en Castellbó se celebraban ritos cátaros.
Andreu Bretós de Berga contó
que vio al diácono cátaro Guillem Clergue
predicando ante Arnau y otros caballeros.
Incluso hubo quien afirmó
que en Castellbó había un diácono titular.
Hay también testimonios de la presencia de Arnau
en el enclave cátaro de Mirepoix.
Arnau de Castellbó era abiertamente cátaro.
Sin embargo, fue consejero real
y miembro del séquito de Jaime I,
desde 1217 hasta su muerte en 1226.
Ermesenda vivió en Foix.
Convivió con las mujeres cátaras de la familia:
la condesa de Foix, Felipa de Montcada,
madre de Roger Bernat;
la abuela de éste, madre de Raymon Roger I;
y sobre todo la tía de su marido,
la gran Esclarmonde de Foix,
perfecta y jefa de una casa en Pàmies.
Todas ellas completaron
el aprendizaje cátaro de Ermesenda,
que recibirá el consolamentum en su lecho de muerte
en el 1230.
Ermesenda de Castellbó heredó en 1226
los vizcondados de Castellbó y de Cerdaña
y el señorío de Andorra,
pero fue su marido Roger Bernat II,
conde de Foix desde 1223,
quien los gobernó, anexionándolos a la Casa de Foix,
unión que durará más de un siglo.
El obispo de Urgel era el legítimo señor
del territorio de Andorra,
pero, falto de tropas,
en su día lo enfeudó a la casa catalana de Caboet,
pasando luego a la de Castellbó por matrimonio.
La anexión de Andorra a Foix provocó el comienzo
de las guerras entre el obispo y el conde.
Muchos años de su vida los pasó el conde de Foix en guerra,
bien contra el obispo de Urgel,
bien defendiendo los pueblos y castillos
de sus dominios occitanos
frente al avance de las tropas francesas
encargadas de exterminar la herejía cátara.
En 1241 murió Roger Bernat II, llamado el Grande,
y le sucedió su hijo Roger IV
- también señor de Bearn por casamiento -,
que continuó la guerra contra el obispo.
Roger tuvo abundante descendencia.
Su sucesor en Foix, Castellbó y Andorra
fue Roger Bernat III.
Una de sus hijas, Esclarmonda,
casará con Jaime II de Mallorca.
Un hijo bastardo, Oto, será archidiácono de Urgel.
En plena Sierra del Cadí, en Josa,
hubo otro emplazamiento cátaro.
Los señores de Josa tenían estrechos tratos
con la iglesia albigense,
Ramón de Josa recibía delegaciones de herejes del Norte,
y tuvo que responder de estos hechos varias veces
ante la inquisición catalana.
Pero siempre salió del paso
con promesas de que no volvería a pasar.
Su hijo Guillem Ramón de Josa
siguió el ejemplo de su padre,
fue amigo de los cátaros,
quizás incluso fue creyente,
pero adoptó la misma técnica de disculpa y promesas.
Hubo otros caballeros
directamente relacionados con el catarismo,
como Pedro de Fenollet, otro faidit
que había perdido sus tierras de Occitania
por fidelidad a la iglesia cátara;
o Robert de Castell-Rosselló,
que será juzgado y reconciliado.
Muchos de ellos llegaron a España
a través de Bagá, antiguo cruce de caminos
frecuentado por los herejes.
Una de sus casas,
la llamada casa Solanell, en la plaza,
conserva todavía,
en los ventanales del primer piso,
el escudo de armas de los condes de Foix,
las barras tomadas del rey de Aragón,
al cual el conde Roger Bernat I
se había infeudado en 1188,
cuando rindió homenaje vasallático a Alfonso II.
En 1226 el concilio cátaro de Pieusse
nombró a Pere de Cortona diácono para Cataluña,
bajo la autoridad del obispo cátaro de Tolosa.
En 1232 el papa Gregorio IX
encargó al arzobispo de Tarragona
la creación de un Tribunal de la Fe en Cataluña.
Se le ordena proceder contra los herejes,
sus protectores y sus encubridores,
y se encomienda la tarea a la orden de los dominicos.
En 1237, el Concilio de Lérida
organizó la búsqueda de herejes
y el conde de Foix se vio obligado
a permitir la entrada de inquisidores
en su feudo de Castellbó
para poder conservar sus posesiones en el Alto Urgel.
Como resultado de las indagaciones de los inquisidores,
el obispo de Urgel excomulgó al conde.
En 1256, el obispo de Urgel, con un ejército,
entraba por Berga en tierras de Josa,
cuyo señor ofrecía refugio
a los numerosos cátaros de la zona.
En 1267, el obispo, enemigo acérrimo de los cátaros,
promovió un proceso inquisitorial
contra Arnau de Castellbó y su hija Ermensenda,
ambos fallecidos.
Declarados culpables de herejía,
el proceso culminó con la exhumación de los cadáveres
y su quema en la hoguera.
Otro tanto ocurrió con Ramón de Josa:
La Inquisición ordenó la exhumación de sus restos,
que fueron quemados.
Sin embargo, Guillem Ramón y su madre Timbor
recibieron la reconciliación
y el rey no confiscó sus tierras.
En el territorio comprendido entre Castellbó y Berga,
en la zona de la Cerdaña,
a lo largo del siglo XIII fueron condenados
más de medio centenar de cátaros,
15 de ellos fueron quemados vivos,
18 en efigie,
y los demás sufrieron penas menores
y se retractaron de sus creencias.
Unos pocos fueron condenados una vez muertos,
y sus cuerpos extraidos de la tumba eclesiástica,
quemados en hogueras
y esparcidas al viento sus cenizas.
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