martes, 29 de julio de 2014

SALAMANCA. Iglesia de San Marcos



Jacinto Vázquez de Parga Mansilla

Boletín de la Real Academia de la Historia
1908

“REAL CAPILLA DE SAN MARCOS EN SALAMANCA”


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Este antiquísimo templo tiene la planta y forma de una rotonda.
Su fachada principal está al Sur, defendida del azote de las lluvias por un pórtico del más puro gusto romano, con cinco columnas jónicas, que sostienen un elegante y sencillo arquitrabe, sobre el que apoya á su vez el entablamiento del tejado.


La puerta de ingreso cierra un ojivo rústico de vivas aristas y robustos macizos, cuyo aspecto desdice del general que se quiso dar al monumento. En tiempo de la Casa de Austria se empotró encima de la puerta un escudo, de no pequeño tamaño, con las armas reales y el toisón; otro idéntico tallaron en la parte oriental de la rotonda.


Cuatro no muy grandes y desiguales ventanas, que no corresponden á la arquitectura del templo, alumbran su interior.
Cuatro gruesas columnas bizantinas, toscas y coronadas por rudos capiteles romanos, forman un cuadro central, arrancando de cada columna los brazos de cuatro agudas ojivas, tan toscas y robustas como aquéllas, cuyas ojivas descansan en sus opuestos brazos en el muro circular.
Con esta combinación presenta el templo doce arcos ojivos, iguales y abiertos. Los cuatro del centro presentan un crucero; pero en vez de bóveda, lo cubre un sencillo y elegante artesón, así como á lo restante del templo comunes armaduras de madera.
Para dar colocación á los altares fingió el artista tres ábsides, cerrando el hemiciclo tres espacios, rebajando al semicírculo los ojivos de los arcos, coronándolo todo con bóvedas de medio cascarón, las únicas que tiene el templo.


Una reforma ha sufrido en el siglo XVIII este monumento en una antigua puerta que daba paso al claustro, y con la construcción de una espadaña ó campanil exterior, cuya arquitectura romana denuncia su moderna construcción.
El área del claustro y rondín, no sabemos por qué circunstancias y medios ha venido á convertirse en un corral boíl, propiedad de un labrador, cuya casa pega con los muros del templo.


Por todo el circuito del templo se ven diseminadas desigualmente aspilleras y saeteras, á las cuales se sube, especialmente en la parte que mira al Este, por estrechas escaleras, abiertas en el grueso de los muros y cubiertas con bovedillas que descansan en ménsulas ornadas con hoja como los capiteles románicos, y que por hallarse al abrigo de los agentes atmosféricos presentan el aspecto de nuevas.


En ambos ábsides laterales hay unas pequeñas puertas, que dan acceso á las escaleras que circulan por el grueso de los muros.


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No se sabe fijamente el año en que fué construida esta iglesia; pero es indudable que data de los primeros de la reconquista definitiva de Salamanca por Alfonso VI y de la repoblación llevada á cabo por su yerno el conde D. Raimundo de Borgoña.


En la sacristía de la iglesia, donde actualmente está establecida la Real Capilla de San Marcos, hay un cuadro que representa al ilustre repoblador de esta ciudad, en el cual se lee la siguiente inscripción:
D. Raymundus Bourgoniensis Galletiae comes post Arabicam irruptiorem Pater ac velut primus Aedificator Salmanticensis Patriae sub Hispan. Aera MCXIV Divi Marci Capellam erexit.
Y enfrente, en el de Alfonso IX de León, esta otra:
Adephosus (vulgo el de las Navas de Tolosa) Nobilis, Bonus per excellentiam dictus, IV Castellae et IX Legionensis Rex, Pronepos Urracae Castellae Reginae et Comitis Raymundi Bourgoniensis, Regiam Divi Marci Capellam Salmantinam Presbyteris Beneficiatis Salmanticensibus donavit. Kañd. Februarii Hispan, Aera MCCX.
No hemos de aclarar ahora la mayor ó menor autenticidad de estas inscripciones, que quizás sean copias de los originales del archivo de la Real Capilla, ni rectificar algún error que contienen. [Así, en realidad sería «Aera MCCX-», donde la x con el rasguillo equivale á 40].
Sólo las citamos á título de curiosa información de la antigüedad de esta iglesia, que debió de levantarse próximamente por los años de 1077 á 1100 durante el reinado de Alfonso VI de León y de Castilla; y es indudable que estando este monarca en Salamanca concedió privilegios á dicha iglesia, y su reinado fué de 1072 á 1109.


Su tercer nieto Alfonso IX, visitando esta ciudad, concedió el 23 de Enero de 1202 la iglesia de San Marcos, con su jurisdicción ó corral, á los clérigos de Salamanca.
Y para que fuese poblado otorgó á sus moradores libertad de todo servicio y tributo real, quedando sujetos á la jurisdicción de la que después se llamó Real Capilla de San Marcos.
Confirmado y ampliado ha sido este privilegio por los monarcas siguientes:
Por Alfonso X en Valladolid á 11 de Mayo de 1255, y en 1262 mandó que en todos los asuntos sus vecinos fuesen sometidos al Juez eclesiástico, como vasallos que eran de los reales Capellanes; por Fernando IV, el 20 de Marzo de 1300; el 26 de Abril de 1311 en Salamanca, por la reina doña Constanza; á 6 de Febrero de 1341 en Madrid, por la reina doña María; en 1351, por D. Pedro I, en las Cortes de Valladolid; por Enrique II en Medina del Campo, á 28 de Marzo de 1370; en Burgos, á 14 de Agosto de 1379, por D. Juan I; por D. Enrique III, en las Cortes de Madrid, el 23 de Abril de 1391; y por D. Juan II, en Alcalá de Henares, el 22 de Febrero de 1408.


Disponen los Estatutos que el Abad y Capellanes están obligados, la víspera de San Hipólito, que es á 12 de Agosto, á decir en esta Real Capilla una vigilia solemne con sus nocturnos por los Reyes difuntos, con responsos cantados por aquéllos, que tendrán velas blancas en las manos; y en el mismo día 12 por la noche, en todas las iglesias donde hubiere beneficiados que sean Capellanes reales, se tañan tres veces las campanas por los Reyes difuntos, para que en la ciudad se ruegue á Dios por sus almas, y el día de San Hipólito se taña de la misma suerte, sin que para ello sea precisa licencia del Ordinario, bastando darle aviso; y en gratitud de las regias mercedes recibidas, cuando muere el Rey, Reina, Príncipe ú otra persona real, en su capilla de San Marcos les harán novena y cabo de año en dos días, diciendo á las tardes una vigilia y á la mañana una misa de difuntos que oficiará el Abad, asistiendo con él los dos Capellanes más antiguos; doblarán las campanas como en Agosto, y ante el altar mayor se pondrá una tumba cubierta de negro con una corona real encima, y arderán, mientras los oficios, cuatro blandones y tendrán los Capellanes velas blancas en las manos.
Forman este Capítulo el Abad capellán mayor, elegido de su seno, y por razón de su cargo tiene en los Sínodos voz y primer asiento entre los Arciprestes; y en las procesiones de Corpus y otras lleva capa pluvial como los canónigos, yendo delante ó inmediato á ellos. Antes eran, según los Estatutos, 45 los Capellanes, número igual al de los beneficios; y entre los requisitos que habían de tener, era el de ser cristianos viejos, limpios de toda mácula y raza; información de limpieza de sangre que fué establecida por Felipe II en 1588.
Se estableció que el párroco que fuese de la Real Capilla de San Marcos estuviese obligado, en las fiestas designadas, á decir misa cantada con una conmemoración por la prosperidad del monarca reinante y por el alma de los reyes difuntos, por quienes además decía una misa de requiem todos los jueves.


El guión de San Marcos va delante de todas las cruces parroquiales en las procesiones; y los reales capellanes forman en dos coros, el de San Martín á la derecha, y á la izquierda el de San Benito; reminiscencia de las antiguas discordias de los bandos salmantinos cuya intransigencia penetrara hasta el sagrado recinto. Aún hoy, en la publicación de la Bula de la Santa Cruzada, el domingo de Septuagésima, salen en procesión desde la actual Real Capilla á la Basílica Catedral, llevando el Abad al pecho la Bula forrada de raso morado; y formando un círculo ante el altar del trascoro de la Catedral con el Abad en medio, esperan la llegada del Cabildo que desde el coro va procesionalmente con ciriales y cruz alzada, seguidos de sus dependientes á recibirla de manos del Abad de San Marcos, que la entrega solemnemente al preste celebrante, quien la coloca sobre el altar al empezar la misa.


Permaneció la Real Capilla de San Marcos en esta iglesia hasta que Carlos III le concedió la del Colegio de la extinguida Compañía de Jesús, con su sacristía, relicario, alhajas de plata y ornamentos. Y el 3 de Noviembre de 1769, vísperas del día del Santo del monarca, se verificó la solemne procesión, sacando de la parroquia el Santísimo y la imagen de San Marcos. Asistió el Ayuntamiento; y en el nuevo templo estaba el retrato del monarca custodiado por granaderos; y al día siguiente se verificó la solemne función, siendo tanta la concurrencia, que hubo varios atropellos; y mayores fueran las desgracias á no intervenir la escolta de fuerza armada que á ella concurrió.

Desde entonces continúa en este templo la Real Capilla de San Marcos; y aunque están en desuso muchas de las obligaciones de sus Estatutos, siguen celebrándose en ciertas épocas misas y oficios de difunto por los reyes de España; de los cuales, cuando doblan las campanas á muerto, el vulgo dice que tocan por las tripas de las reinas Doña Clara y Doña Urraca (Es tradición popular, sin que sepamos su origen, que las entrañas de la reina Doña Urraca fueron traídas á Salamanca).
Hoy el número de sus capellanes ha quedado reducido á menos de la mitad.


Trasladada la Real Capilla á la iglesia de los jesuítas, que desde entonces se la conoce vulgarmente por la Clerecía, San Marcos quedó reducida á la categoría de simple parroquia; y cuando el último arreglo parroquial se hizo, quedó suprimida entre las dos terceras partes de parroquias que lo fueron, quedando de hijuela, ó ayuda de parroquia, de la del Carmen.

Hoy está cerrada al culto, y, con el derribo de sacristía y pórtico, expuesta á que por cualquier capricho de rasante de la calle donde está situada, un Ayuntamiento la haga desaparecer para siempre, perdiéndose uno de los monumentos más curiosos.

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