Don Rodrigo Messía Carrillo y Ponce de León, señor
de La Guardia de Jaén, casó con doña Mayor de Fonseca, de la familia de los
arzobispos de Santiago, señora de Villasbuenas, Torralva y Avedillo.
Se instalaron en Salamanca, en la calle Albarderos
(actualmente San Pablo), en la casa que había sido de doña Catalina de Silva y
don Alonso de Zúñiga, que fue uno de los represaliados tras la Guerra de
Comunidades, uno de los excluidos del perdón general.
Esa primitiva casa forma una parte del actual
palacio.
Los señores de La Guardia adquirieron los inmuebles
adyacentes para ampliar la residencia, y hacia 1540 construyeron una parte
nueva con trazas de Rodrigo Gil de Hontañón, un edificio de estilo plateresco
con elementos italianos.
Su fachada sigue el modelo de Monterrey, y en ella
figura el escudo de los Fonseca.
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Don Rodrigo fundó mayorazgo sobre sus bienes en
favor de su hijo primogénito, Gonzalo Messía Carrillo, nacido alrededor de
1525.
(Don Gonzalo casará con Ana Manrique de Lara y
Manrique, dama de la emperatriz Isabel, hija de Pedro Manrique, IV Conde
Paredes, y de Inés Manrique de Lara.
En 1566 Felipe II le concederá el Marquesado de La
Guardia).
Sin embargo, doña Mayor quiso legar a su segundo
hijo, Juan Alonso de Fonseca, los bienes aportados por ella al matrimonio y,
entre ellos, el palacio salmantino:
«...las casas principales que poseen en esta ciudad
de Salamanca en la calle de Albarderos con todas las casas que con ella andan y
con las que en ella se están labrando o se labrasen, las dichas casas fueron
del doctor Zúñiga, e de la otra metad hizo merced el Emperador don Carlos Rey
nuestro señor a mi la dicha doña Mayor de Fonseca, para el hijo o hija en
quien yo hiciere mi mayorazgo...».
Ambos mayorazgos fueron establecidos en 1549.
En una escritura posterior de ampliación de
mayorazgo, de 1556, se añaden ciertos detalles sobre las casas:
«...se han de meter en el dicho mayorazgo las casas
de Salamanca, en que los dichos señores don Rodrigo y doña Mayor viven, con
todo lo que en ellas está labrado o se labra o en adelante se labrará...».
Es muy posible que el hijo menor adoptase el
apellido de la familia de su madre en razón de este mayorazgo.
Y por ello el palacio también es conocido como
Palacio de Fonseca.
Juan Alonso de Fonseca fue el concesionario del
monopolio de la sal en la ciudad.
El palacio debe su nombre (La Salina) a haber sido
sede del Estanco de la Sal (hasta 1880).
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Sin embargo, existe una leyenda, según la cual el
arzobispo Alonso de Fonseca fue a Salamanca a un concilio diocesano acompañado
de su amante gallega María de Ulloa, llamada “La Salina”.
El arzobispo trató de que las diferentes familias
nobles salmantinas dieran alojamiento a su acompañante durante su estancia en
la ciudad, pero los apellidos relevantes negaron a la señora la entrada en sus
casas.
El arzobispo se enfadó tanto que decidió hacer
construir para la dama el Palacio de la Salina, con una decoración interior que
representara a los principales nobles de Salamanca de forma monstruosa.
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En 1881 la Diputación Provincial compró el edificio
y lo convirtió en su sede.
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