Aquí vivió una vez un gran señor,
un leal servidor de su rey,
aficionado al lujo, las fiestas, las batallas,
infatigable defensor de la frontera.
Aquí los mejores caballeros de Castilla
justaron con él en torneos formidables.
El suyo fue el palacio más hermoso;
las suyas, las celebraciones de más fama.
Me habría gustado que me hablaras
de la emoción de las victorias,
del desagradecimiento de los reyes...
Pero tu palacio se ha perdido,
y con él las voces y los ecos de las voces.
Me encamino a la catedral
en la que tú rezabas.
Me arrodillo como lo hacías tú
y espero.
Y al final lo veo.
Veo la sangre
goteando de tu cuerpo aún caliente,
el río de sangre
con el que se te acababa la vida,
el charco de sangre
creciendo en el suelo de la catedral.
Veo al hombre embozado que empuña la ballesta
que te golpea,
que te abre una brecha en la cabeza,
una herida mortal.
Oigo a los urdidores de la infamia.
Oigo al pueblo
lanzándose contra los judíos de la Magdalena,
matando a muchos,
mientras los conjurados se ocultan.
Hacía tiempo que estabas amenazado de muerte.
Fuiste el único hombre
que le fue leal al rey toda la vida.
Las intrigas de la corte te alejaron,
siendo el único hombre
en el que el rey habría podido confiar.
Encumbrado por el monarca,
los nobles ambiciosos empezaron a odiarte.
El rey te enriqueció,
te armó caballero, te otorgó títulos nobiliarios,
te nombró Condestable de Castilla.
Los ambiciosos se inquietaron.
Los nobles se sintieron agraviados.
Huyendo de las intrigas de la corte,
te refugiaste aquí.
Te sentías seguro en la frontera,
leal al rey desde la distancia,
leal al rey en la guerra.
Te alejaste de las confabulaciones y las traiciones,
te alejaste de la lucha política,
elegiste la vida en la frontera
como modo de servir al rey.
Pero los nobles aún temían tu influencia,
se negaban a admitirte entre los suyos,
deseaban anular tu poder.
Aquí, frente al altar,
quedó para siempre la mancha de tu sangre.
No caíste en una batalla,
no caíste en campo abierto,
tus muchos enemigos
no se atrevieron a enfrentarse
contigo limpiamente.
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