DESPEÑAPERROS
Sigue siendo sobrecogedor.
No importa que la modernidad
en forma de autopista
y de vía de ferrocarril
lo haya taladrado.
No importa el constante tráfico
de grandes camiones
y numerosos automóviles.
No importan los lamentables restaurantes
de carretera
en los que paran los autobuses de viajes turísticos
y se organizan largas e impacientes colas
para hacerse con algo de comer.
Sigue siendo sobrecogedor.
Las grandes paredes rocosas
siguen pareciendo una amenaza,
un peligro.
En esas tremendas paredes
sigue acechando el miedo.
De repente, después de atravesar
la quieta llanura,
los plácidos campos de viñas,
de repente se abre esta enorme brecha.
De repente, el vértigo.
De repente, esta construcción descomunal
de algún gigante
hecha para amedrentar al hombre.
De repente, estas paredes espantables,
salvajes, abismales.
Pese al esfuerzo
por reducirlas a la medida humana,
siguen siendo el lugar del misterio,
un lugar pavoroso,
un lugar de una belleza terrible,
sobrehumana.
Ahora lo atravesamos veloces,
en tren o en automóvil,
con lo que profanamos lo sagrado
de este ámbito imponente.
Los constructores de la modernidad
no tuvieron en cuenta
que éste era un lugar para efectuar
el rito de paso,
destruido ahora por la autopista.
Los constructores de la modernidad
deberían haber preservado
un camino
para atravesar este abismo
a pie, como ser humano y no como máquina,
para efectuar el rito de paso,
para llevar a cabo
el proceso de aprendizaje que supone
atravesar estas puertas terribles.
Ahora las cruzamos veloces, sin esfuerzo,
y desperdiciamos la profunda enseñanza
que encierra este tránsito.
Junto a la autopista, los constructores de la modernidad
deberían haber respetado el sendero ancestral,
la senda peligrosa,
la senda que proporciona enseñanzas,
la senda que produce cambios
en quien se atreve a recorrerla.
Este desfiladero es una sobrecogedora puerta
de acceso al conocimiento,
una puerta que hemos cerrado
al eliminar el sendero humano.
Sentada en mi asiento
en el destartalado tren,
procuro concentrarme en el tránsito
para recibir algo de la enseñanza,
para no perder del todo
el antiguo mensaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario