Sancho de Rojas nació en 1372.
En 1403 el papa Benedicto XIII lo designó obispo de
Palencia.
Como tal, combatió contra los musulmanes,
acompañando al infante Fernando de Antequera
(que era regente, en nombre de su sobrino Juan II de
Castilla)
en la toma de Antequera en 1410.
Su protagonismo en los asuntos del reino creció
cuando el infante Fernando fue elegido rey de Aragón
en el Compromiso de Caspe en 1412.
Sancho de Rojas sirvió al infante como embajador
para casar a la infanta castellana María con el
heredero aragonés,
el primogénito de Fernando, Alfonso (futuro Alfonso
el Magnánimo).
En 1415 fue nombrado arzobispo de Toledo,
cargo en el que sucedió a Pedro de Luna,
y pasó a ser uno de los principales consejeros de la
reina.
Cuando murió el rey aragonés,
quedó en manos de la reina y de su consejero la
Corona de Castilla.
Cuando murió la reina en 1418,
don Sancho siguió gobernando el reino como un
regente de facto,
hasta que en 1419 se vio obligado a convocar Cortes,
en las que fue proclamado mayor de edad el rey Juan
II.
En 1420, tras el golpe de Tordesillas,
se situó junto al infante Juan de Aragón,
enfrentándose a su hermano, el infante Enrique de
Aragón,
que había protagonizado el golpe.
Llegó a reunir tropas junto a don Juan,
preparándose para liberar al soberano,
pero la sumisión del rey a don Enrique le hizo
disolverlas
y refugiarse en Alcalá de Henares.
Siempre fue leal al monarca
y colaboró en el gobierno del reino.
Cuando falleció, en 1422, se hallaba en Alcalá de
Henares,
siguiendo a la Corte.
El rey Juan se encontraba de cacería en el Real de
Manzanares
y las exequias se aplazaron hasta su regreso.
Los restos del arzobispo fueron llevados a su sede
toledana,
a donde también se trasladaron los monarcas
para asistir al entierro.
Le sucederá en el arzobispado
Juan Martínez de Contreras.
***
Don Sancho está enterrado en la Capilla de San Pedro
de la catedral,
fundada por él mismo.
La capilla se encuentra junto a una de las puertas
de la catedral,
la llamada Puerta del Reloj.
Paralela a una de las pandas del claustro.
Y habitualmente está cerrada.
En la parte superior de la entrada hay una imagen de
San Pedro,
entronizado como papa,
y a sus pies, Sancho de Rojas y otras dignidades;
una larga inscripción refiere la laudable vida del
prelado.
El sepulcro estuvo en el centro del tramo de la
cabecera,
junto al altar,
hasta la reforma del cardenal Lorenzana.
Entonces la estatua yacente fue desplazada
a su actual emplazamiento, en el muro de la
izquierda.
El sepulcro de Sancho de Rojas es uno de los
primeros ejemplos
de estilo borgoñón en Toledo,
relacionado con el autor de los sepulcros
de los muros laterales del panteón de don Álvaro de
Luna.
En el retablo de la capilla,
probablemente encargado a Berruguete
por el cardenal Mendoza o por alguien cercano a él,
se representa a Mendoza arrodillado ante San Pedro.
Se trata de una exaltación del Gran Cardenal
en un momento próximo a su muerte en 1495.
En una urna de plata, bajo el altar,
se encuentran los restos del cardenal Ciriaco María
Sancha y Hervás,
arzobispo de Toledo de 1898 a 1909,
beatificado en la catedral de Toledo en 2009.
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