ALONSO FERNÁNDEZ DE MADRIGAL, EL TOSTADO
Retratos de Españoles ilustres
Anónimo
1791
«España contará siempre entre sus varones mas
célebres á Alonso Tostado, natural de Madrigal, el Literato mas grande del
siglo quince.
Una memoria prodigiosa, que retenia quanto una vez
leia; un entendimiento vasto, que abarcaba quanto se presentaba á su
especulación; un amor inmenso por el estudio, y una aplicación incansable,
fueron las armas con que se presentó en Salamanca para adquirir los
conocimientos que se tenían en su tiempo.
A los veinte y cinco años ya los
poseia todos, recibió la borla de Doctor, y enseñaba á un mismo tiempo la
Filosofía, Teología y Derechos con universal provecho y admiración de quantos
le escuchaban.
Las gentes arrastradas de la celebridad de su nombre, volaban de
todas partes á escucharle; y el Papa Eugenio IV noticioso de su mérito, honró
la Dignidad de Maestrescuela de aquella Catedral, nombrándole para ocuparla.
Asistió al famoso Concilio de Basilea; y después
pasó á Italia, donde delante del Papa defendió aquellas ruidosas conclusiones,
que desanimaron á los Teólogos de aquel tiempo, y que le suscitaron tantos
émulos.
Entre ellos se mostró entonces el célebre Cardenal Torquemada, que
combatió algunas aserciones del Tostado con excesiva severidad. Defendióse
este; quedando, á juicio de los doctos, superior á su adversario en aquella
gran lucha cíe erudición y sutileza teológica.
Vuelto á España, y entregado á la soledad y al
estudio, el Rey D. Juan el II le sacó de la Cartuxa de Scala Dei, para tenerle
en su Corte, y hacerle sucesivamente Consejero suyo, Abad de la Colegiata de
Valladolid, y últimamente Obispo de Avila.
Aquí fue donde resplandeció mas la amable bondad de
su corazón, no menos admirable en las virtudes, que su espíritu en los
conocimientos.
Era generoso, afable, benéfico, puro en sus costumbres, y poseia
en grado eminente la mas bella de las buenas prendas, el amor á los otros
hombres.
La muerte le arrebató á los quarenta años en
Bonilla de la Sierra en 1455.
Dexó escritos veinte y siete volúmenes en folio de
obras, las mas de ellas sobre la Escritura y los Evangelios, con algunas otras
de Política, Moral, y de Historia.
Todas ellas prueban la universalidad de su talento,
que con aplicarse á tantas cosas, nunca se le conoce débil en ninguna: en todas
partes es igual, es consiguiente á sí mismo, jamás se contradice, y siempre
manifiesta el juicio sano, el espíritu penetrante, y la prodigiosa memoria de
que estaba dotado.
¿Cómo en un siglo bárbaro, quando la Imprenta aún no habia
venido en socorro de la curiosidad humana, quando los manuscritos eran tan
raros, y tan escasos los medios del saber, cómo pudo el Tostado adquirir todos
los conocimientos de su siglo en la corta edad de veinte y cinco años? ¿Cómo
después un hombre que viajó y se entregó á los negocios de la Iglesia y del
Rey, pudo escribir tanto en una carrera de vida tan breve?
A vista de tal
prodigio, el mundo literario se pasmó entonces; y tres siglos de
descubrimientos útiles en todos los ramos científicos, aunque hayan podido
envejecer muchas de sus ideas, no han podido con todo obscurecer la gloria
adquirida por talentos tan grandes, tan inmensas riquezas, y tan laboriosas
tareas».
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