El
santuario de San Vicente se encuentra a un kilómetro de Cervera,
junto
al caserío de Vado.
Se
excavó en un reducido promontorio de roca arenisca,
muy
cerca de la desembocadura del río Rivera en el Pisuerga.
A
diferencia de otras construcciones rupestres,
ésta
se encuentra elevada, exenta, en el exterior de la peña.
Posiblemente
fue un pequeño cenobio
fundado
en el siglo IX, en la época de la repoblación,
cuando
los foramontanos atravesaron la Cordillera Cantábrica
para
asentarse en lugares cercanos a ríos,
en
territorios hasta entonces ocupados por los moros.
Estas
comunidades rupestres fueron el germen
de los grandes monasterios de siglos posteriores.
San
Vicente aparece ya mencionado en un documento del año 932
recogido
en el Cartulario del monasterio de Lebanza.
Contaría
con celdas excavadas en la roca (lauras)
y
quizás con otras construcciones, hoy desaparecidas.
En
torno a ella hay varias tumbas antropomorfas,
unas
doce claramente visibles, otras ochos desdibujadas.
La
ermita tuvo culto hasta mediados del siglo XIX,
cuando
fue abandonada definitivamente.
El
montículo está bastante desgastado por la erosión.
La
ermita ha sufrido un exceso de visitas incontroladas.
Hoy
el santuario de San Vicente, el esqueleto del viejo templo,
es
un lugar expuesto no sólo a las inclemencias del clima
sino
también a las del ser humano.
El
ser humano, mucho más agresivo que el transcurso del tiempo,
sube
y baja por sus piedras, hace en ellas pintadas,
tira
basura, arranca algún pedazo para llevárselo como recuerdo...
En
2014 se ha acondicionado para uso turístico.
Se
ha vallado el recinto, se ha colocado un panel informativo,
se
han tapado orificios con cemento,
las
sepulturas se han rellenado con grava...
Había
que hacer algo para que el sitio no siguiera degradándose.
Pero
las actuaciones llevadas a cabo
han
desvirtuado la atmósfera del enclave,
atravesado
además por postes y tendido eléctrico.
Hoy
es un enclave pintoresco, agradable e interesante.
Pero
no es un lugar donde buscar espíritus.
Entre
el estúpido gamberrismo de unos
y
el esfuerzo de otros por domesticar el mensaje invisible,
los
espíritus han huido.
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