Olleros
de Pisuerga es una pequeña población
situada
en el valle del Pisuerga,
a
una decena de kilómetros de Aguilar de Campoo,
en
la carretera que une Palencia con Santander.
La
ermita rupestre de los santos Justo y Pastor,
que
luego fue iglesia parroquial de Olleros de Pisuerga,
se
encuentra en un farallón rocoso a las afueras de la población,
en
la ladera vertical del Monte Cildá.
Aún
acoge actos litúrgicos.
Al
exterior sólo se identifica por unas pequeñas ventanas
y
por un atrio y una espadaña alzada en lo alto del monte,
ambos
construidos en época moderna.
El
origen de otros eremitorios se remonta a los siglos VII y VIII,
fundados
por santos ermitaños, cuyo culto aún se conserva,
como
es el caso de San Frutos y San Saturio, en Segovia y en Soria.
En
cambio, la ermita de Olleros - y otras de la zona -
debió
de fundarse hacia el siglo IX,
por
mozárabes huidos de Al-Andalus que se instalaron
en
el sur de Cantabria y el norte de Burgos y Palencia.
Sin
embargo, se ha apuntado la posibilidad
de
que fuera un templo pagano
reutilizado
y ampliado por monjes cristianos.
Esos
bosques eran perfectos para estos protomonjes
que
buscaban el aislamiento que propiciara la comunicación con Dios:
Los
astures, cántabros y vascones
se
mantenían refugiados detrás de sus montañas.
Los
andalusíes se concentraban en los territorios más al sur,
agrícolamente
más ricas.
Así
que las tierras entre el Ebro y el Duero eran un desierto humano.
Los
anacoretas mozárabes,
con
sus rudimentarios monasterios
(transformados
posteriormente en órdenes monacales)
serán
la punta de lanza de la repoblación.
Sin
apenas medios, los eremitas consiguieron horadar el Monte Cildá
y
lo convirtieron en un monte sagrado.
En
el siglo XII la ermita ya fue ampliada.
En
el siglo XVI se añaden el retablo y el Cristo de la Cruz.
En
siglos sucesivos ha experimentado algunas modificaciones.
Su
interior responde al esquema de un templo románico
de
dos naves con sus respectivos ábsides y un coro a los pies.
El
altar de la derecha, actual altar mayor,
está
dedicado a los santos patrones,
y
el de la izquierda conserva un ara romana o visigótica.
A
uno de los pilares hay adosada
una pila de agua bendita labrada.
En
la nave de la derecha, hacia la cabecera,
a
la derecha de la entrada, se abre una capilla,
la
iglesia primitiva, y por tanto la parte más antigua,
después
utilizada como sacristía.
En
la nave de la izquierda, hacia los pies, hay un baptisterio
con
una antigua pila bautismal.
Y en la cabecera, tras el púlpito, un espacio en penumbra,
una
capilla funeraria con una sepultura antropomorfa,
capilla
que fue tapiada en el año 1755, no se sabe por qué razón,
y
fue redescubierta en 1931 por el párroco del pueblo;
el
sepulcro quizás corresponde a algún prior
de
la comunidad de monjes ermitaños que habitaron este lugar
entre
los siglos IX al XI;
aunque
hay quien dice que no se trata de una sepultura
sino
de un espacio de iniciación utilizado en época visigótica.
El
conjunto eremítico está formado por la ermita propiamente dicha
y
dos lauras próximas.
Una
de esas cavernas fue un antiguo baptisterio.
Se
halla unos metros antes de llegar a la iglesia,
a
la derecha, en un peñasco.
Sobre
la gruta, en el siglo XVII, se erigió una torre de vigilancia.
Luego
el torreón fue adaptado como campanario exento.
En
torno a la peña de la ermita hay una necrópolis
de
tumbas antropomorfas excavadas en la roca.
Se
ha calificado a la ermita de san Justo y san Pastor
como
“catedral del eremitismo rupestre”,
tanto
por sus dimensiones como por su factura.
A
comienzos del siglo XXI fue restaurada.
La
iglesia de Olleros es menos conocida
que
el eremitorio rupestre de Santa María de Valverde,
en
el municipio cántabro de Valderredible,
pero,
a cambio, no ha perdido autenticidad,
lo
que sí ha ocurrido con la ermita de Valderredible.
Sin
embargo, el paraje en el que se asienta
sí
se ha visto transformado.
El
cementerio actual, a los pies de la iglesia,
con
sus grandes lápidas de mármol,
resulta
una invasión de la modernidad en el antiguo enclave.
En
la pradera inferior hay mesas, barbacoas y papeleras.
En
los alrededores se han plantado sauces, chopos y plátanos,
lo
que da al paraje un aspecto excesivamente ajardinado.
El
lugar ya no es el frondoso bosque que hacía de la ermita de Olleros
un
ámbito solitario y místico.
Un lugar extraordinario, que no conocía, digno de visitar.
ResponderEliminarUn saludo.
Sí, en toda esa zona, entre Palencia, Burgos y Cantabria, hay lugares realmente interesantes y hermosos, que merecen una visita.
EliminarUn cordial saludo.
Me has refrescado la visita que hicimos hace algún tiempo. No había visto nada parecido hasta ese momento. Gracias.
ResponderEliminarToda esa zona de ermitas y necrópolis rupestres del Norte de Castilla es fascinante. Para ir muchas veces.
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