En
torno a la localidad de Aguilar de Campoo
se
localiza un gran número de ermitas rupestres.
En
los primeros siglos de la Reconquista
se
desarrolló en la línea fronteriza entre Cantabria y Castilla
un
importante proceso eremítico.
Los
constructores de estas iglesitas rupestres
son
mozárabes procedentes del sur de la península
que
se instalan en estos resguardados valles
al
amparo de la incipiente reconquista.
Allí
se desarrolla un movimiento místico-contemplativo
que
crea estos santuarios como lugares de retiro o de culto.
***
El
eremitorio rupestre de San Pelayo se encuentra
a
aproximadamente un kilómetro de la aldea de Villacibio
y
a unos metros del arroyo Monegro.
Fue
excavado en un pequeño montículo.
En
un documento de 1155 se menciona este lugar
como
Cueva de San Pelayo.
Se
trata de la escritura firmada por la reina doña Urraca
en
favor de Cristóbal, prior del convento de San Salvador de Oña,
donándole
el convento de Santa María de Mave (cercano a Villacibio),
con
sus términos y heredades;
esto
incluía la Cueva de San Pelayo, que dependía de Mave.
En
las inmediaciones de la ermita no hay ninguna necrópolis,
pero
sí en un monte cercano,
en
dirección a Santa María de Mave,
en
un peñasco donde se encuentran varias tumbas antropomorfas
tal
vez relacionadas con este eremitorio.
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