Argamasilla de Alba se encuentra en la parte más
llana
de la zona de la meseta manchega
conocida como Campo de San Juan.
La cruza el Canal del Gran Prior, que encauza el
río Guadiana.
En primavera, los llanos campos de Argamasilla se
cubren de flores.
La fundación del poblado tuvo lugar hacia el año
1515,
emplazándose en las inmediaciones de la Laguna
del Cenagal,
en la Dehesa de La Moraleja.
Sin embargo, la proximidad del Guadiana
motivó su pronto despoblamiento,
debido a las fiebres palúdicas que generaban sus
remansadas aguas.
En los años siguientes cambió de emplazamiento
varias veces,
por las mismas causas.
Definitivamente, en 1542, tras una devastadora
inundación
que anegó la población,
a petición del concejo argamasillero,
representado por don Juan de Zúñiga, alcaide de
Peñarroya,
a don Diego de Toledo, Duque de Alba,
que por aquel entonces era el Gran Prior de San
Juan,
los pobladores se trasladaron al ‘lugar nuevo’,
el actual,
que ofrecía mejores condiciones de salubridad.
***
1575.
Unos vecinos de Argamasilla cuentan la historia
de la población
para las Relaciones Topográficas de Felipe II:
Este pueblo se llama Argamasilla de Alba.
Se dice Argamasilla
porque así se llamaba el terreno donde se fundó,
siendo Prior de San Juan don Diego de Toledo,
el cual era de la Casa de Alba,
y por ello los pobladores la llamaron Argamasilla
de Alba.
Esta villa es una repoblación de hace unos 40
años,
pues la primera población de la villa, hace unos
60 años,
estaba en la Moraleja,
pero la misma se despobló por no ser lugar sano,
poblándose entonces el Cerro Boñigal,
hasta que el Prior de San Juan, don Diego de
Toledo,
la fundó en este lugar donde ahora se encuentra.
El gobierno de la villa es del priorazgo de San
Juan,
que tiene su residencia en Alcázar.
Hace unos años el río Guadiana se desbordó,
derribando muchas casas e inundando las tierras,
hasta el punto de que muchos de los vecinos se
fueron
a buscar de comer a otros lugares.
En lo que toca a hijosdalgos,
al presente vive aquí don Rodrigo Pacheco.
En la villa no hay ningún mayorazgo, ni las casas
tienen antigüedad,
por ser pueblo moderno.
El primer pueblo que se encuentra yendo hacia
donde sale el sol
es Tomelloso.
Hacia el mediodía el primer pueblo es Alhambra.
Caminando hacia el poniente está la villa de
Manzanares.
Por la parte norte se encuentra Campo de
Criptana.
Por medio de nuestro lugar pasa el río Guadiana,
que nace en las lagunas de Ruidera,
y a dos leguas de esta villa se encauza el río
y llega encauzado más de tres leguas pasado el
pueblo;
es un río caudaloso, por lo que nunca falta agua.
En el río Guadiana hay 6 batanes.
Hay también 11 piedras de molino.
Si en los molinos hay mucha prisa, se va a moler
a Ruidera,
en los molinos de Juan Pérez Canuto.
En la ribera del río
hay cortijos y quinterías particulares.
De lo que este pueblo tiene mayor necesidad es de
vino,
porque aquí sólo hay abundancia de pan y carne,
el vino se trae de pueblos que están alrededor.
El Prior de San Juan tiene en este pueblo
una casa suya que se llama de la Tercia,
donde recoge los diezmos que esta villa paga.
En el término de Argamasilla está un castillo
que se dice de Peñarroya.
No hay en él ni armas ni munición.
Es el edificio más señalado y antiguo.
Argamasilla tiene unos enterramientos de piedra
sin letrero
y muchas sepulturas.
Y donde están estas sepulturas hay muchas
calaveras y huesos,
como si hiciera poco tiempo que hubieran sido
enterrados,
y se colige que son de cuando fue la destrucción
de España,
porque en esta tierra hay una escritura
con el acuerdo de los Maestres de Calatrava,
Santiago y San Juan
por el que se dividieron las tierras,
y esta escritura es de 370 años
y no consta en ella que hubiera aquí población
alguna.
En la villa se está haciendo al presente una
iglesia.
Hay también en la localidad una ermita que fue
primero parroquia,
las crecidas del Guadiana la derribaron
y se comenzó a edificar la iglesia del señor San
Juan,
que ahora hace de parroquia y se va edificando
poco a poco.
En la Moraleja, que hubo anteriormente población,
hay una Iglesia,
y en el cerro Boñigal, que también hubo
población,
hay otra iglesia.
El pueblo tiene agua abundante por causa del río,
pero los vecinos no suelen beber mucho de ella,
por considerarla enfermiza,
aunque de ella beben los ganados.
Cuatro días antes de la Virgen de Agosto,
se manda cortar el cauce del río que llega hasta
el pueblo,
con el fin de limpiar su lecho,
y en estos días se suele echar de menos el agua,
teniendo en cuenta que en el mes de agosto
bajan mucho las aguas de los pozos de agua dulce,
que son los que los vecinos utilizan para beber.
***
El Canal del Gran Prior es la obra más antigua
ejecutada en el Guadiana Alto.
Su construcción inicial se remonta al siglo XIV,
completándola el llamado “restaurador” de
Argamasilla,
Diego de Toledo.
En el siglo XVIII, a petición del infante don
Gabriel, hijo de Carlos III
y Prior de la Orden de San Juan,
se hicieron nuevas obras en el Canal,
que pasa por el centro de la villa,
hoy con frecuencia sin agua.
***
Se halla en Argamasilla la Casa de Medrano,
en cuya cueva estuvo preso Cervantes
y donde se supone que comenzó a escribir El
Quijote.
Sucedió, cuentan, que,
habiendo llegado a este pueblo Cervantes
como recaudador de impuestos,
un día lanzó requiebros a moza del lugar,
sobrina y ahijada del hidalgo Rodrigo Pacheco,
llamada Aldonza.
Enterose Pacheco, que además estaba medio
demente,
y, en nombre de las buenas costumbres,
pidió reparación de la honra de su apellido.
Es posible también que don Rodrigo
tomase a mal que hidalgo de menor alcurnia
quisiese cobrarle alcabalas y realengos debidos
al común,
y aprovechara el incidente para librarse del
recaudador.
Pacheco consiguió que la autoridad encerrase a
Cervantes
en la subterránea bodega del menestral Medrano,
que servía de prisión.
Escribe don Miguel en el prólogo de su obra:
«¿Qué podrá engendrar el estéril y mal cultivado
ingenio mío,
sino la historia de un hijo seco,
como quien se engendró en una cárcel
donde toda incomodidad tiene su asiento
y donde todo triste ruido hace su habitación?»
Y, al final de la primera parte del libro,
Cervantes cita uno a uno a los «académicos» de
Argamasilla.
En la iglesia de San Juan Bautista,
hay un cuadro exvoto fechado en 1601
(cuatro años antes de publicarse la primera parte
de El Quijote),
cuya leyenda habla del caballero de la villa
Rodrigo Pacheco;
al pie de la pintura se lee esta inscripción:
«Apareció Nuestra Señora a este caballero,
estando malo de una enfermedad gravísima,
desamparado de los médicos,
víspera de San Mateo año MDCI,
encomendándose a esta Señora
y prometiéndole una lámpara de plata,
llamándola día y noche de un gran dolor que tenía
en el cerebro
de una gran frialdad que se le cuajó dentro».
En el cuadro aparecen como orantes una dama
y un caballero con ojos espantadizos y largos
bigotes.
El caballero es el propio don Rodrigo,
el hidalgo que ordenó encerrar a Cervantes.
Tanto por la fecha como por la enfermedad mental,
e incluso por el aspecto del retratado,
y también por su escasa hacienda,
conocida por Cervantes merced a su expediente
fiscal,
se ha identificado al donante del cuadro como el
caballero
en el que don Miguel se inspiró para crear a su
personaje.
Ya en 1614, Alonso Fernández de Avellaneda,
en su Quijote apócrifo, dice:
«Al Alcalde, Regidores y hidalgos
de la noble villa de Argamasilla de la Mancha,
patria feliz del hidalgo caballero Don Quijote de
la Mancha»
Argamasilla reivindica ser
“el lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero
acordarme”.
En 1862, el infante don Sebastián de Borbón,
Prior de la Orden,
compró la casa de Medrano,
un caserón manchego de dos alturas
alrededor de un patio,
y la destinó a actividades culturales.
Entre otras cosas, invitó al editor Manuel
Rivadeneyra
para que trasladase allí su imprenta,
y allí se hizo una edición del Quijote, en el año
1863.
Esta edición llevaba un prólogo del dramaturgo
Hartzenbusch,
quien además daba noticia de la casa en cuestión:
«maltratado y ruinoso el corredor que da vueltas
al patio,
lo demás de la fábrica subsiste duradero».
Al morir don Sebastián, su viuda vendió la casa.
A final de siglo el edificio sufrió un terrible
incendio,
quedó casi en ruinas
y se reconstruyó más pequeña y con una sola
planta.
La cueva no se vio afectada.
Esta segunda casa fue la que conocieron a
principios del siglo XX
los literatos Azorín y Rubén Darío,
que acudieron a Argamasilla
con motivo de la celebración del tercer
centenario del Quijote.
De vuelta a su país,
Rubén Darío publicó un artículo sobre Argamasilla
en el diario La
Nación de Buenos Aires.
En 1990 la situación de deterioro de la casa era
alarmante.
El Ayuntamiento, junto con otras entidades,
decidió su rehabilitación.
El 23 de abril de 1994,
en la conmemoración de la muerte de Cervantes,
se inauguró el nuevo edificio,
que se destinó a biblioteca, galería de
exposiciones, auditorio
y oficina de turismo.
La cueva ha sido totalmente respetada.
La Rebotica de los “Académicos”
era el lugar de celebración de reuniones
cervantistas
de los “Académicos de Argamasilla”.
Fue aquí donde los “académicos”,
don Cándido, don Luis, don Francisco, don Juan
Alfonso y don Carlos,
se reunieron con Azorín cuando,
en 1905, éste visitó la villa,
y afirmó «no haber conocido jamás hombres
más discretos, más amables, más sencillos,
que estos buenos hidalgos».
En el cuarto centenario, en 2005,
visitó Argamasilla Mario Vargas Llosa.
Cerca de la botica se encuentra la iglesia de San
Juan Bautista.
Su construcción comenzó en 1542.
En este templo, en la capilla de la Virgen de la
Caridad de Illescas
(a la derecha del altar mayor),
se halla el cuadro exvoto que donó don Rodrigo
Pacheco.
Debido a la falta de recursos
una parte de la iglesia quedó inacabada.
De lo que debía ser la entrada principal
se puede contemplar la estructura inconclusa
en el llamado Descubierto.
En la Plaza de España o Glorieta
se encuentran las figuras de Don Quijote,
Dulcinea y Sancho Panza
realizadas por el argamasillero Cayetano Hilario.
En la cercana Plaza de Alonso Quijano, hay dos
figuras más:
un busto de Azorín, frente a la botica de los
académicos,
y, en el otro extremo de la plaza,
una estatua de Cervantes sentado.
En el patio de la casa de Medrano hay además
numerosos bustos
de otros personajes del libro.
La Casa del Bachiller Sansón Carrasco es una casa
típica manchega,
situada en el número 1 de la calle Académicos.
Según la tradición en ella vivió el Bachiller
Sansón Carrasco
o Caballero de los Espejos.
En la primera década del siglo XXI,
el edificio, de propiedad privada, se encontraba
en estado ruinoso,
por lo que el Ayuntamiento estaba gestionando su
adquisición
para restaurarlo y convertirlo en lugar
visitable.
***
El pueblo se recorre pronto.
En la Oficina de Turismo no tienen planos;
la chica que me atiende lo lamenta y se ofrece a
acompañarme;
declino su ofrecimiento.
Pronto me doy cuenta de que todo lo que hay que
ver
está a pocos pasos.
En 1905, Azorín visitó estos pueblos
provisto de un revólver que le proporcionó el
director de su periódico.
¿Hacía falta, realmente, un arma,
para recorrer estas tierras en 1905?
Azorín, además, la mayor parte del tiempo no va
solo;
y no duerme al raso, sino en pacíficas pensiones.
Al norte y al sur de La Mancha, los Montes de
Toledo y Sierra Morena
habían sido durante mucho tiempo refugio de
bandoleros;
quizás era la amenaza del bandolero
lo que pesaba en el ánimo de este hombre nada
aventurero.
Hoy resulta impensable que alguien, para ir de
Madrid a Argamasilla,
se provea de un arma, por si acaso.
La figura del periodista Azorín pertrechado de
revólver
para recorrer las calles de Argamasilla
resulta más irreal que la de don Quijote.
¿Qué peligros imaginarían, Azorín y su director,
que podían acechar a un hombre joven en estos
pueblos dormidos?
¿Contra qué gigantes pensaba disparar Azorín?
¿El retumbar de qué batanes le atemorizaba?
Recorro sin revólver las calles de Argamasilla...