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miércoles, 27 de noviembre de 2013

TOLEDO. Palacio de Fuensalida




Fuensalida fue inicialmente una alquería mozárabe,
situada en la actual comarca de Torrijos,
en torno a la cual se formó una aldea.
En 1404 Pedro López de Ayala y Guzmán la compró
y vinculará a ella su mayorazgo.

Pedro López de Ayala y Guzmán
era el segundo hijo del Canciller Pero López de Ayala
y de Leonor de Guzmán.

El de los Ayala fue uno de los linajes
que pasó al primer plano social y político de la Corona de Castilla
con la instauración de la dinastía Trastámara.
El Canciller Ayala (fallecido en 1407)
estableció una división de su descendencia en dos ramas:
la de su primogénito Fernán Pérez de Ayala y Guzmán
se estableció en Álava, en el solar ancestral del linaje,
y la de su hijo segundo, Pedro López de Ayala y Guzmán,
se asentó en Toledo.

Pedro López de Ayala y Guzmán
casó con Elvira de Castañeda y Orozco en 1400.

En el cerco y batalla de Antequera, en 1410,
perdió un ojo,
razón por la que será apodado “el Tuerto”.

En 1445, como recompensa a sus servicios,
Juan II le concedió el señorío de Fuensalida,
convirtiéndolo así en I Señor de Fuensalida.

Don Pedro fue Alguacil mayor de Toledo y Alcaide de sus Alcázares
y Aposentador mayor del Rey.
(Él y su mujer serán los protagonistas
de la leyenda El beso, de Bécquer).
Murió en 1451.

Los Señores de Fuensalida eran parientes remotos de Garcilaso.

Los sepulcros de don Pedro y doña Elvira
se encuentran actualmente en la iglesia de San Pedro Mártir.

Don Pedro fundó su mayorazgo
en favor de su hijo Pedro López de Ayala y Castañeda,
II Señor de Fuensalida.

En 1470, Enrique IV, en agradecimiento
al apoyo prestado por don Pedro López de Ayala y Castañeda,
le otorgó el título de Conde de Fuensalida.

En 1474 muere Enrique IV
y la proclamación de Isabel recibe en Toledo el rápido apoyo
de la casa de Juan de Silva, Conde de Cifuentes,
enemigo de los López de Ayala,
quedando éstos en una situación difícil.

El embajador de Venecia, Andrea Navaggero, contará:
«Las principales casas de Toledo son las de los Ayala y los Silva,
que son enemigos y traen dividida en bandos la ciudad;
el jefe de la casa de los Ayala es el Conde de Fuensalida,
el que hace cabeza de los Silva es don Juan de Ribera…»

Sin embargo, el Conde de Fuensalida
casó con María Leonor de Silva,
iniciándose así el fin del enfrentamiento entre ambas familias.

El I Conde de Fuensalida murió en 1486.
Está sepultado, con su mujer, en la capilla mayor de Santo Tomé,
que el matrimonio convirtió en panteón familiar.

Su hijo, Pedro López de Ayala y Silva, falleció en 1489.
Está igualmente enterrado con su mujer en Santo Tomé.

Murió sin sucesión y le heredó su sobrino
Pedro López de Ayala y Carrillo,
que fue el III Conde de Fuensalida y murió en 1537.

Le sucedió Alonso López de Ayala,
casado con Catalina Manríquez, dama de la Reina Católica.


***


A mediados del siglo XV, Pedro López de Ayala y Elvira de Castañeda,
primeros Señores de Fuensalida,
ordenaron la edificación de un palacio en Toledo.


El Palacio de Fuensalida se encuentra
en la plaza del Conde,
de la que ocupa el único flanco edificado.


Está integrado en una gran manzana
de la que también forman parte
el Taller del Moro y la iglesia de Santo Tomé.
El palacio se halla entre la iglesia y el Taller.


Toda la manzana está intercomunicada:
Un jardín enlaza el Palacio con el contiguo Taller del Moro.
Un pasadizo contacta el Palacio con la calle de Santo Tomé.


***


La fachada del Palacio es austera,
pero su interior es rico y refinado.


La portada se sitúa en un lateral, según el gusto islámico.
En ella figuran los escudos de los Ayala y los Castañeda.


En el patio, los capiteles de las columnas están decorados
con cabezas y escudos de las familias Ayala y Castañeda.


***


Durante algún tiempo, la historia del Palacio
fue parte esencial de la de España:

Isabel de Avis casó con Carlos I en 1526.
En 1529 Isabel quedó por primera vez como regente de España,
tras la marcha de su esposo.
Durante las largas y frecuentes ausencias del emperador,
Isabel se ocupó del gobierno,
y acabó por establecer su Corte en Toledo.

El viejo alcázar resultaba incómodo y necesitaba reformas,
por lo que, mientras se ejecutaban las obras,
la emperatriz se trasladó al Palacio de los Condes de Fuensalida,
uno de los mejores de Toledo.

Previamente el matrimonio real se había hospedado también
en el Palacio del Conde de Mélito, don Diego Hurtado de Mendoza
(donde hoy se ubica el Colegio de Doncellas).


Pero fue el Palacio de Fuensalida
el que la emperatriz escogió como sede de su Corte.


Carlos I habitó en este Palacio.
El niño que sería Felipe II jugó en su patio.

Asentada casi definitivamente en Toledo,
doña Isabel se rodeó de una pequeña corte de artistas
entre los que figuró Garcilaso de la Vega.


***


Y aquí, en el Palacio de Fuensalida, murió la emperatriz Isabel,
el 1 de mayo de 1539, a mediodía,
tras el parto prematuro del que habría sido su sexto hijo, Juan.
Tanto el emperador Carlos como el príncipe Felipe
se encontraban en esos momentos en Madrid.


***


El cadáver fue trasladado a Granada,
para darle entierro en la Capilla Real,
junto a los Reyes Católicos
(Felipe II ordenará su traslado a El Escorial en 1574).

La comitiva que había de llevar el cuerpo a Granada
fue encabezada por el marqués Francisco de Borja,
que era Caballerizo Mayor de la emperatriz.

El noble Francisco de Borja había sido,
como otros muchos en la corte,
deslumbrado por la belleza de Isabel.

Como parte del ceremonial,
el Caballerizo Mayor era el encargado
de cerrar el féretro tras depositar en él el cadáver
y de abrirlo al llegar al lugar del enterramiento,
para dar fe de que el cuerpo guardado en el ataúd
seguía siendo el mismo.

El cortejo fúnebre transportó el cuerpo de la reina
por los caminos manchegos y andaluces,
bajo un sol ya casi de verano.
Doña Isabel había ordenado que no se la embalsamase...

En Granada don Francisco abrió el ataúd para reconocer el cadáver,
para certificar su identidad.
El rostro de la difunta estaba ya en proceso de descomposición.
El cuerpo se había corrompido por el camino.
De la belleza de Isabel no quedaba nada.
Despojos podridos, gusanos...

Al término de la tétrica peregrinación por tierras castellanas,
el caballero abre la caja y mira,
y lo que ve, horrorizado, lo cambia para siempre.
Francisco decidió entonces:
“Nunca más servir a señor que se me pueda morir”.

Desde entonces ya sólo deseó retirarse del mundo,
pero estaba casado, con una dama portuguesa de la emperatriz.
El marqués aguardó a enviudar
y entonces ingresó en la Compañía de Jesús.

El emperador no acompañó al cortejo.
No quiso repetir las escenas de su madre Juana,
siguiendo, enloquecida, el cadáver de su marido
a lo largo de meses.
Desolado, se retiró al monasterio jerónimo de La Sisla,
donde pasó recluido muchas semanas.


***


Durante años, en el Palacio
se mantuvo una Academia literaria,
se organizaron juegos florales...

En el siglo XIX la residencia cayó en un proceso
de progresivo abandono y degradación.

El edificio tuvo muchos usos,
fue cuartel, almacén de madera, viviendas de alquiler,
caja de reclutas, casa del pueblo, sede de la UGT,
albergue de la Sección Femenina,
ampliación del Museo de Santa Cruz,
oficina del Consejo de Rectores.

En 1964 el inmueble fue adquirido
por la Dirección General del Patrimonio Artístico,
que lo restauró, inaugurándolo en 1969.


***


El Ejecutivo autonómico castellano-manchego
escogió el Palacio como sede
de la Presidencia de la Junta de Comunidades.


En 2007 el Gobierno de José María Barreda decidió remozarlo,
debido a las deficiencias que presentaba.


Estas obras obligaron al Ejecutivo regional
a trasladar su sede.
Se instaló provisionalmente en el Colegio de Doncellas Nobles,
en la plaza del Cardenal Silíceo.


Durante la restauración, se advirtió
la existencia de espacios desconocidos,
ventanas cegadas, artesonados ocultos, pinturas cubiertas,
todo lo cual ha sido sacado a la luz.


La rehabilitación ha incluido la reconstrucción
de dos torreones laterales
que debió tener inicialmente el edificio
y que habían desaparecido.


Además se han reabierto
la conexión entre el claustro y el patio del Taller del Moro
y el acceso al claustro desde la calle de Santo Tomé.


El Palacio permaneció cerrado durante 3 años.


Cuando terminó la rehabilitación,
en el verano de 2010,
Barreda decidió que la sede de la Presidencia de la Junta
permaneciera en Doncellas,
aunque recuperó Fuensalida para actos oficiales.


Parecía entonces que el Palacio, como patrimonio recuperado,
iba a ser abierto al público y utilizado para fines culturales.


Pero en el verano de 2011,
la nueva presidenta de Castilla La Mancha, María Dolores Cospedal,
resolvió trasladar nuevamente al Palacio de Fuensalida
la sede de la Presidencia del gobierno regional.


***


Como evocación del tiempo
en el que Fuensalida fue Corte imperial,
hay, en la escalera, dos relieves, del emperador y la emperatriz.


Y, en el patio, una escultura de Pompeo Leoni
que representa a Isabel de Avis.

lunes, 27 de febrero de 2012

GANDÍA


Castillo de Bairén


Rodrigo Díaz de Vivar había conquistado Valencia en 1094.
Ese mismo año se reunió con Pedro de Aragón
y concertó una alianza con él
para hacer frente a los almorávides,
que controlaban Játiva y Gandía.
En virtud de ese pacto,
en diciembre de 1096 el Cid y el rey partieron hacia el sur.
En enero de 1097 acamparon en el montículo de Bairén,
a 3 kilómetros de Gandía.
Muhammad ibn Tasufin, adalid del ejército islámico,
salió al encuentro de las tropas conjuntas cristianas.
Desde un promontorio próximo
hostigó el campamento cristiano
mientras la flota norteafricana
atacaba con arqueros y ballesteros desde el mar.
La situación parecía desesperada,
pero el Cid una mañana arengó a sus tropas
para llevar a cabo una carga con toda la caballería
y romper las filas enemigas.
Los almorávides, desprevenidos, cedieron sus posiciones
y huyeron en desbandada.
La desorganización de la retirada
hizo que muchos guerreros musulmanes murieran
ahogados en el río que tenían a su espalda
o en el mar al intentar alcanzar sus naves.
El ejército cristiano consiguió un gran botín
en la persecución posterior a la victoria,
y el paso franco.

Palacio Ducal

Pero tiempo después los árabes recuperaron
la fortaleza de Bairén y su valle.


*** ***



En 1239 Jaime I tomó el castillo de Bairén y su territorio.


En 1323 Jaime II concedió el señorío de Gandía
a su hijo el infante Pedro.


Para su residencia, el infante eligió el “tossal”
o punto más alto de la villa,
sobre el cual se construirá tiempo después el Palacio Ducal.


En 1361 don Pedro decidió ingresar
en el convento de San Francisco de Valencia,
y le sucedió su hijo Alfonso,
nacido en Gandía en 1332.

Blasón de Alfonso de Aragón y Foix

Alfonso de Aragón y Foix, llamado Alfonso “el Viejo”,
nieto de Jaime II el Justo y primo de Pedro IV el Ceremonioso,
marqués de Villena, conde de Ribagorza, conde de Denia
y primer condestable de Castilla,
inició la construcción del Palacio.

Palacio Ducal

En 1355 había sido investido como conde de Denia
por su primo el rey Pedro IV.

Al comenzar en 1366 la guerra con Castilla,
dirigió la defensa de la ciudad de Valencia
frente al ataque de Pedro el Cruel.

Durante la guerra civil castellana,
ayudó a Enrique de Trastámara,
al mando de las fuerzas que Pedro el Ceremonioso
envió para colaborar en el destronamiento de Pedro el Cruel.
En 1367 participó en la batalla de Nájera,
donde cayó preso de las tropas inglesas,
que apoyaban a Pedro de Castilla.
Fue entregado en cautiverio al condestable francés Jean Chando,
quien exigió por él un importante rescate.
Alfonso dejó como rehenes a sus hijos
Pedro (con el conde de Foix)
y Alfonso (con el príncipe de Gales),
que fueron liberados tras entregar la suma.

En recompensa por su apoyo, Enrique II de Castilla
le otorgó el marquesado de Villena en 1369.

En 1379, a la muerte de Enrique de Trastámara,
su sucesor, el rey de Castilla Juan I,
otorgó a don Alfonso el título de condestable.

La hostilidad de la nobleza castellana
impidió que permaneciese mucho tiempo en ese cargo,
y tanto el título de marqués de Villena
como el de condestable de Castilla
fueron anulados en 1391
por los tutores de Enrique III el Doliente,
pese a que el hijo primogénito de Alfonso, don Pedro,
casado con Juana de Castilla, hija del rey Enrique II de Trastámara,
había fallecido en 1385 en la batalla de Aljubarrota
defendiendo a Castilla.


En 1396 don Alfonso asistió a la coronación de Martín el Humano,
acto en el que fue nombrado duque de Gandía.
Era la primera vez que la Corona concedía ese título
a un caballero que no fuese hijo de rey.


Bajo el reinado de Martín
el nuevo duque mantuvo su prestigio de noble poderoso,
con presencia en las Cortes.


Todavía en vida del monarca Martín el Humano,
y por si éste muriese sin descendencia,
don Alfonso expuso sus derechos a la Corona
como descendiente de Jaime II.
Tras la muerte del rey,
pasó a ser uno de los seis candidatos al trono de Aragón.
El 5 de marzo de 1412 falleció el duque en Gandía,
antes de la finalización del Compromiso de Caspe.
Su muerte, anterior al Compromiso,
hizo que su candidatura recayera en su hermano,
Juan de Aragón y Foix.


Alfonso de Aragón fue un hombre culto
aficionado a la música y la poesía
e incluso autor de algunas composiciones trovadorescas.


El palacio del duque se convirtió en corte de artistas y poetas
como Joan Roig de Corella, Ausiàs March y Joanot Martorell,
señores además de territorios cercanos.

Monasterio de San Jerónimo de Cotalba

Alfonso el Viejo patrocinó diversas obras
como el monasterio de San Jerónimo de Cotalba, en Alfahuir.
En 1388 el duque Alfonso
impulsó esta construcción monástica,
donando el terreno de Cotalba a la comunidad jerónima de Jávea
para que se trasladase allí,
evitando con ello el riesgo permanente
de las incursiones de los piratas berberiscos en la costa.

El monasterio se levanta sobre el Tossalet de Cotalba,
en el término de Alfahuir,
a 8 kilómetros de Gandía.

Alfonso “el Joven”, su hijo y sucesor,
continuará la construcción del monasterio.

A partir de entonces se inicia
la expansión de la Orden de los Jerónimos en el Reino,
convirtiéndose este monasterio en la Casa Madre,
al ser la primera comunidad jerónima
establecida en la Corona de Aragón.

Fue Pere March, padre del poeta Ausiàs March,
como mayordomo del duque de Gandía,
el supervisor de la edificación del cenobio.
Y la familia March quedó vinculada a este monasterio,
en cuya iglesia tuvieron una capilla
en la que fueron enterrados varios de sus miembros,
entre ellos las dos esposas de Ausiàs March.

En la sala capitular fueron enterrados
dos hijos del duque Alfonso el Viejo,
los Infantes Juan y Blanca de Aragón,
en un sarcófago en piedra tallada.


Posteriormente, en el siglo XVI, el monasterio tendrá también
la protección de la familia Borja,
siendo la duquesa de Gandía, María Enríquez de Luna,
la que realizó obras de ampliación.

Palacio Ducal

En 1412 a Alfonso “el Viejo” le sucede su hijo Alfonso “el Joven”,
pero en 1424 éste muere sin descendencia
y el ducado revierte a la Corona.


*** ***



En 1485 el cardenal Rodrigo de Borja, futuro papa Alejandro VI,
compró desde Roma el Ducado de Gandía a Fernando el Católico
para su hijo Pedro Luis de Borja,
que se convirtió así en primer duque de Gandía.
De este modo el cardenal consolidaba el vínculo con su tierra natal.
Con Pedro Luis se inició la saga de los duques borgianos de Gandía
que se prolongará durante doce generaciones.


A Pedro Luis le sucedió su hermano Juan,
que casó con María Enríquez de Luna,
prima de Fernando el Católico.


Juan de Borja fue asesinado en Roma en 1497.
Le sucedió su hijo Juan de Borja Enríquez de Luna,
que casó con Juana de Aragón,
hija del arzobispo de Zaragoza Alonso de Aragón
(hijo ilegítimo de Fernando el Católico)
y hermana de dos arzobispos zaragozanos
sucesores de su padre, Juan y Fernando.

Palacio Ducal. Salón de Coronas

Juan de Borja y Juana de Aragón
fueron los padres de Francisco,
nacido en Gandía en 1510.
El IV duque casó con Eleanor, noble portuguesa
de la corte de la Emperatriz Isabel.


Francisco de Borja y Aragón
había sido, como otros muchos en la corte,
deslumbrado por la belleza de la Emperatriz.
En mayo de 1539 moría Isabel en Toledo,
y el entonces marqués formó parte de la comitiva
encargada de trasladar el cadáver a Granada,
donde iba a ser enterrado.
Como parte del ceremonial,
el Caballerizo Mayor de la emperatriz, don Francisco,
era el encargado de cerrar el féretro
tras depositar en él el cadáver
y de abrirlo al llegar al lugar del enterramiento,
para dar fe de que el cuerpo guardado en el ataúd
seguía siendo el mismo.
El cortejo fúnebre transportó el cuerpo de la reina
por los caminos manchegos y andaluces,
bajo un sol ya casi de verano.
Doña Isabel había ordenado que no se la embalsamase...
En Granada don Francisco abrió el ataúd
para reconocer el cadáver,
para certificar la identidad del cuerpo.
El caballero contempló con horror a su bellísima Emperatriz.
El rostro de la difunta, aquel rostro fascinante,
estaba ya en proceso de descomposición.
El cuerpo tan bello de aquella mujer
se había corrompido por el camino.
De su belleza no quedaba nada.
El marqués abre la caja y mira, y lo que ve lo cambia para siempre.


Don Francisco decidió entonces:
«Nunca más servir a señor que se me pueda morir».
Al término de la peregrinación por tierras castellanas,
don Francisco se aparta del mundo para siempre.

Palacio Ducal. Capilla Neogótica

Sin embargo, durante unos años
tuvo que seguir habitando el palacio.


En la Capilla Neogótica se conserva hoy
el crucifijo del santo.

Palacio Ducal. Celda-oratorio de Francisco de Borja

Y se conserva también su celda-oratorio,
cuyo techo tiene forma de ataúd
y cuyas paredes están decoradas con grisallas
realizadas por Filippo de San Leocadio,
hijo de Paolo de San Leocadio.


En 1546 Eleanor murió
y Francisco de Borja, IV duque de Gandía,
marqués de Llombay, Grande de España y Virrey de Cataluña,
pudo abandonar la vida mundana
para incorporarse a la orden de los jesuitas,
renunciando al ducado en favor de su hijo Carlos.


Inmediatamente se le ofreció a Francisco el título de cardenal.
Lo rechazó, prefiriendo la vida de predicador.
En 1565 se convirtió en Padre General de la Orden.
Fundó el Colegio Jesuíta de Gandía,
el primero en recibir alumnos seglares.


*** ***



Muerto el último de los duques Borja sin descendencia,
palacio y ducado pasaron a manos de los duques de Osuna.
A finales del siglo XVIII los duques de Osuna
dejaron el palacio, que quedó abandonado durante cien años.


En 1890, ante el estado ruinoso del edificio,
el palacio fue sacado a pública subasta como solar,
contando con que la construcción sería derruida.


Pero la Compañía de Jesús adquirió el palacio
para conservar la memoria de Francisco de Borja,
nacido en él.

Palacio Ducal. Salón de Coronas

Los jesuitas emprenden la restauración de la casa,
la recuperación del recuerdo del santo
y la adaptación de parte de las estancias
para residencia, culto religioso y docencia.


Se conserva, entre otras salas, el Salón de Coronas,
remodelado en tiempos de Francisco de Borja,
durante los primeros años de su mandato al frente del ducado.
Se llama así por el elemento decorativo del techo,
la doble corona ducal, que llena todo el artesonado;
Alejandro VI utilizó esa enseña
como símbolo en su coronación papal,
y sus hijos lo adoptaron como distintivo propio.
En el friso superior se recoge,
en una inscripción que rodea la sala,
el consejo del duque a sus hijos,
tomado de las epístolas de San Pablo,
y que traducido del latín dice:
«Corred para obtener el premio,
pues sólo será coronado el que haya combatido según la ley».
Cubriendo las paredes,
ocho sargas en las que se plasma un ciclo de escenas
de la vida de Francisco de Borja.
Presidiendo el salón, un retrato del IV Duque
vestido con los hábitos de Caballero de Santiago.


Aquí tenían lugar las audiencias
y se despachaban los asuntos más importantes
en los tiempos de gloria del Ducado...