En el siglo XII, Yehuda ben Shlomo al-Jarizi
mencionaba la existencia de 10 sinagogas en Toledo.
«Vine a la extensa ciudad de Toledo, capital del
reino,
que está revestida del encanto de la dominación
y ornada con las ciencias,
mostrando a los pueblos y príncipes su belleza.
[...]
¡Cuántas sinagogas hay en ella de belleza
incomparable!
Aquí toda el alma alaba al Señor».
En otros documentos se citan otras 2,
así que al menos llegó a haber 12 sinagogas en
Toledo.
En época árabe se había asignado a los judíos un
barrio propio,
denominado Medinat al Yahud,
que en época cristiana constituyó la judería.
La sinagoga de Ben Shoshan
probablemente fue la Sinagoga Mayor de Toledo.
Su primera construcción parece datar del siglo XII.
Propició su fundación el rey Alfonso VIII.
La financió la comunidad judía de Toledo,
representada por el rabino don Yosef ben Shoshan,
tesorero del rey.
En 1250 sufrió un incendio
y en 1260 Alfonso X otorgó permiso para
reconstruirla,
convirtiéndose en “la mayor y más hermosa sinagoga
de España”.
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Entre los oficios desempeñados por los judíos
no se encontraban los relacionados con el barro
(la alfarería y la albañilería).
Los hebreos se adaptaron en cada momento
a los estilos arquitectónicos imperantes en el lugar
en que vivían.
En el siglo XIII, Toledo
mantenía la tradición constructiva árabe.
Los maestros mudéjares, llamados alarifes,
eran expertos en la construcción con ladrillo,
y con ladrillo están construidos
los edificios toledanos de la época.
La sinagoga de Ben Shoshan
fue construida en estilo mudéjar por canteros moros.
Toda ella (cimientos, muros, arcos y columnas)
está hecha de ladrillo.
Está rodeada por un patio
y su aspecto exterior es austero y pobre.
A diferencia de iglesias y mezquitas,
las sinagogas carecen de campanarios y minaretes.
Su interior, de cinco naves,
se parece más al de las mezquitas que al de las
sinagogas,
que suelen ser de nave única.
Sus arcos están sostenidos por 32 columnas
de ladrillo recubierto de cal.
(Tras una de las restauraciones recientes,
durante un tiempo se dejaron las columnas
con el ladrillo visto en vez de encaladas).
Los capiteles, realizados en estuco sobre la
columna,
denotan influencia del arte románico.
En los muros no hay inscripciones hebraicas,
muy utilizadas en otras sinagogas.
Si las hubo, es posible que estuvieran pintadas
en los huecos existentes sobre los medallones,
que hoy se encuentran vacíos.
En el muro orientado hacia Jerusalén, el Este,
se ubicaba el Hejal, un nicho en el que se guardaban
los rollos de la Ley o Sefer Torah.
(En el centro de la sinagoga, frente al Hejal,
estaba la Tebá,
pupitre donde se colocaba el oficiante).
La cimentación es sólida:
cada hilera de columnas se apoya
sobre un muro que penetra en la roca,
alcanzando en algún tramo hasta tres metros de
profundidad.
En alguna obra de restauración,
en los subterráneos se han encontrado bóvedas
utilizadas como enterramientos a lo largo de los
siglos.
El subsuelo estaba relleno de tierra y escombros
que retenían la humedad y la proyectaban a las
columnas,
amenazando su pervivencia.
En 1983 se iniciaron obras para solventar el
problema.
Con ocasión de éstas, se descubrieron en el subsuelo
restos de canalizaciones
y de muros con pinturas de peces en las paredes;
puede tratarse de unos antiguos baños,
sobre los que se construyera la sinagoga.
***
En 1411 el edificio fue entregado a la Oden de
Calatrava,
que lo convirtió en iglesia
bajo la advocación de Santa María la Blanca,
debido a la incorporación de una imagen de tal
Virgen,
copia de la existente en el coro de la catedral
y que estuvo en el templo hasta 1791,
cuando el edificio fue convertido en cuartel.
En 1550, el cardenal Silíceo lo transformó en un
beaterio
para mujeres públicas arrepentidas.
De entonces data el retablo,
obra de Nicolás Vergara el Viejo.
También, las transformaciones en la cabecera,
a cargo de Alonso de Covarrubias:
Se crearon tres capillas platerescas,
la central cubierta con una bóveda de media naranja
sobre trompas
y las laterales, de cuarto de esfera sobre pechinas.
Entre 1600 y 1701 el edificio permaneció desocupado.
Durante el siglo XVIII fue cuartel
de las tropas de la guarnición de Toledo.
En el siglo XIX fue convertido en almacén de la Real
Hacienda.
A mediados de siglo XIX fue declarado monumento
nacional.
En el siglo XX el gobierno lo cedió a la Iglesia
Católica.
En la actualidad el edificio pertenece a la Iglesia,
pero no se realiza culto en él.
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En el siglo XIX su estilo morisco
se utilizó como modelo por varias comunidades
askenazíes
para importantes sinagogas europeas y americanas:
Sinagoga Española de Praga (1868-93),
Sinagoga Coral de Bucarest (1857),
Sinagoga Central de Budapest (1854-59),
Sinagoga Mayor de Florencia (1840-74),
Sinagoga de la Rue de la Victoire de París (1874),
Sinagoga Nueva de Berlín (1859-66),
Sinagoga Central de Nueva York (1872).
En el Beth Hatefutsoth,
o Museo Nahum Goldmann de la Diáspora Judía,
inaugurado en la Universidad de Tel Aviv en 1978,
puede verse una maqueta de esta sinagoga.