Viso está casi incomunicado por transporte
público:
Autobús sólo hay uno, que sale de Viso a las 7 de
la mañana.
Nada más.
La estación de tren está en el vecino pueblo de
Almuradiel,
población de unos 500 habitantes.
Me cuentan que, tiempo atrás,
el alcalde de Viso no quiso la estación en su
pueblo
porque complicaba el trazado de su carretera.
La estación de Almuradiel está cerrada;
es sólo un apeadero.
Las pocas calles que componen el pueblo están
desiertas.
Desde Almuradiel se ve Viso.
Echo a andar por la carretera. Hay tráfico, y
resulta incómodo.
Hay culebritas aplastadas en el asfalto.
Pasa un grupo de moteros; alguno me saluda;
desaparecen raudos.
Un coche vuelca. Me acerco a preguntar si están
bien.
Llego a Viso un poco mareada por la velocidad
ajena.
***
En las Relaciones Topográficas, contaban los vecinos
de Viso:
«Tras haber ganado esta tierra a los moros,
el Rey y el Maestre de Calatrava dejaron en ella
a 24 ballesteros para guardarla y asegurarla;
desde aquel entonces la tierra se fue poblando,
dando así lugar a su fundación».
Indicaban en el siglo XVI los vecinos de Viso,
como poblaciones más próximas a ésta:
Santa Cruz de Mudela al Norte
y Vilches al Sur (“por camino difícil y montoso”).
Viso posee uno de los términos municipales mayores
de España.
El pueblo se asienta en tierra llana,
pero su alrededor es montañoso,
por encontrarse al pie de Sierra Morena.
Por ello, el lugar carece de tierras para la
labranza.
Tras la batalla de Las Navas de Tolosa,
el Viso fue cedido en encomienda a la Orden de Calatrava.
Pero en 1539 Carlos I, necesitado de dinero,
vendió la encomienda al almirante don Álvaro de
Bazán, el Viejo.
En 1569, Felipe II
nombró a don Álvaro de Bazán y Guzmán, el Mozo,
hijo del anterior, y como tal Señor de Viso,
y que también fue almirante de la Armada,
Marqués de Santa Cruz,
en referencia a la encomienda de Santa Cruz de
Mudela.
El nuevo Marqués compró al rey
el vecino señorío de la villa de Valdepeñas.
De estirpe noble navarra,
el escudo familiar es un tablero de ajedrez,
procedente del valle de Baztán;
según la leyenda,
un antecesor del Marqués salvó al rey de Navarra
jugando una partida de ese juego.
En los marqueses de Santa Cruz se han añadido
ocho cruces de San Andrés que rodean el tablero de
ajedrez.
Es el escudo que ha adoptado el Viso.
***
Álvaro de Bazán el Mozo, primer Marqués de Santa
Cruz,
fue hecho caballero de la Orden de Santiago
por Carlos I, cuando sólo tenía 2 años de edad,
como muestra de agradecimiento hacia su padre.
Don Álvaro el Mozo fue
uno de los más grandes marinos que haya habido en
España.
Las cifras de sus logros militares son
impresionantes:
Islas rendidas: 8
Poblaciones rendidas: 27
Fortalezas tomadas: 36
Capitanes generales derrotados: 8
Maestres de campo derrotados: 2
Señores y caballeros principales derrotados: 60
Soldados y marinos ingleses rendidos: 780
Soldados y marinos franceses rendidos: 4.759
Soldados y marinos portugueses rendidos: 6.243
Prisioneros cristianos liberados: 1.564
Goletas capturadas: 21
Galeras capturadas: 44
Galeones capturados: 99
Bergantines capturados: 27
Caramuzales turcos apresados: 7
Cárabos moriscos apresados: 3
Galeazas apresadas: 1
Piezas de artillería capturadas: 1.814.
En 1571, tras la batalla de Lepanto,
en la que colaboró brillantemente con don Juan de
Austria,
destruyendo 25 navíos enemigos,
Felipe II le hizo Grande de España
y capitán general de la Mar Océana.
Por su comportamiento con sus hombres
Cervantes, que también estuvo en Lepanto,
le llamó “padre de los soldados”.
Una de sus campañas más destacadas fue
la batalla naval y ocupación de la isla Tercera,
en Azores, en 1582.
Don Álvaro, al frente de una escuadra de 26 naves
venció a la escuadra francesa integrada por 60
navíos.
En esa campaña se emplearon por primera vez en la
historia
fuerzas de infantería de tierra para la ocupación de
playa y terreno,
lo que se considera como el nacimiento de la
Infantería de Marina.
Pero el Marqués no fue sólo buen soldado
sino que también protegió las artes y las letras,
y varios escritores, entre ellos Góngora,
le dedicaron algunas de sus obras.
Lope de Vega escribió en homenaje a Bazán:
El fiero turco en
Lepanto,
en la Tercera el francés,
y en todo mar el inglés,
tuvieron de verme
espanto.
Rey servido y patria
honrada
dirán mejor quién he sido
por la cruz de mi
apellido
y con la cruz de mi
espada.
Su última misión fue la invasión de Inglaterra,
pero Bazán murió en 1588
mientras preparaba la “Armada Invencible”.
Con don Álvaro al mando quizás la historia habría
sido distinta.
***
La primera calle que tomo me lleva directamente
al Pradillo,
la plaza del pueblo.
Es bonita.
En las relaciones Topográficas se contaba:
«En el pueblo hay una única parroquia.
En ella están enterrados los padres del Marqués de
Santa Cruz .
Junto al altar hay una capilla
con el túmulo de dicho enterramiento
y sobre la clave que cierra la capilla hay un
estandarte
que se dice era el que traía en la nave el señor don
Álvaro de Bazán
en los tiempos en que fue general de las galeras de
su Majestad.
Hay también otras banderas que se dice provienen de
las galeras
que el señor don Álvaro venció en sus luchas contra
los moros».
La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
fue levantada en el siglo XV.
En una de sus paredes cuelga “el lagarto de Viso”,
un cocodrilo disecado de 5 metros, procedente del
Nilo,
que fue traído a la localidad por el Marqués de
Santa Cruz
en una de sus expediciones.
Entro en la iglesia. En el interior hace fresco.
Al poco llegan unas señoras: un grupo turístico.
Les sorprende el lagarto. El sacristán les da su
explicación.
Luego dice:
- Ahora voy a cantar la Salve Marinera; éste es
un pueblo de mar.
Se sienta frente al pequeño órgano eléctrico y
toca y canta,
bastante mal.
Después dice:
- ¿Queréis otra?
Las mujeres no contestan, pero él canta. Un par
de himnos más.
Es un hombre mayor, flaco y de movimientos
torpes;
inasequible al desaliento.
Entran unos deficientes mentales: otro grupo
turístico.
Yo permanezco sentada en el último banco.
Los ojos agradecen la penumbra tras el exceso de
sol.
En la plaza hay una escultura de don Álvaro,
con azulejos en los que se recogen
los nombres de algunas de sus victorias navales.
Entro en una tiendecita
en cuyo exterior un cartel indica que se venden
helados.
Echo un vistazo al género y el tendero me dice
sonriendo:
- Lo que no vea, pídalo.
Intento comprar un helado de frutas,
pero el calor ha llegado de pronto,
y sólo tienen helados de chocolate, del año
pasado.
Así me lo explica el tendero.
De modo que salgo con un pastoso cono de
chocolate y vainilla
y un botellín de agua.
***
Se recogía en las Relaciones Topográficas:
«El Marqués de Santa Cruz está construyendo
unas casas principales con cuatro torres
y dicen los maestros que la piedra que para ellas
labran
la traen de Génova de donde son los maestros que la
labran».
En la segunda mitad del siglo XVI,
Álvaro de Bazán se hizo construir dos palacios:
Uno en la Plaza Mayor de Valdepeñas, que no se
conserva,
y otro en la Plaza del Pradillo de Viso,
al lado de la iglesia de Nuestra Señora de la
Asunción.
El Palacio de Viso fue edificado por el primer
marqués
como residencia familiar y lugar de retiro.
El edificio era frecuentado por don Álvaro debido a
su ubicación:
A medio camino entre Madrid, donde estaba la Corte,
y Sevilla, en cuyo puerto anclaba la Armada
Española.
Y punto equidistante entre los tres mares:
Atlántico, Cantábrico y Mediterráneo.
Es el único palacio renacentista de estilo italiano
que se conserva en España.
Sin embargo, su arquitectura responde a los
criterios españoles
y a la austeridad marcada por El Escorial y el
Alcázar de Toledo.
Sus muros y techos están cubiertos de frescos de
doble temática:
8.000 metros cuadrados
de escenas mitológicas
y batallas navales y ciudades costeras
relacionadas con la trayectoria militar del marqués
y su familia.
Sus autores fueron los Peroli, pintores italianos
a los que, tras ver los frescos del Viso,
Felipe II encargará trabajos para El Escorial y el
Alcázar de Toledo.
El Palacio es un espacio erigido para la
glorificación de su dueño:
a la exaltación de sus virtudes militares
y al enaltecimiento de su linaje.
A ambos lados de la escalera se ubicaron dos
estatuas
en las que aparece el Marqués representado
como Neptuno, dios de los mares, y como Marte, dios
de la guerra.
Sobre las puertas del piso superior se colocaron, en
hornacinas,
los fanales de popa de las naves capitanas vencidas
en las batallas,
que eran los trofeos de los marinos.
Se pintaron las hazañas militares del marqués,
equiparadas a las de los héroes antiguos.
Fueron pintados también,
siguiendo la costumbre renacentista de representar a
hombres
como dioses de la antigüedad,
a los antepasados del marqués y a sus dos esposas y
a sus hijos.
Las representaciones fueron enmarcadas con
trampantojos,
pinturas que simulaban elementos decorativos y
arquitectónicos;
y también con motivos grutescos, animales
mitológicos y follajes
y algunas evocaciones católicas.
En la capilla se conservan los restos de Don Álvaro.
Las estatuas sepulcrales de Álvaro de Bazán y su
esposa
son el único ejemplo conservado de escultura funeraria
del primer tercio del siglo XVII.
Fueron ejecutadas para el convento de la Concepción
de El Viso.
Desaparecido éste, las esculturas fueron trasladadas
a los jardines del Palacio.
En 1755 el edificio sufrió daños a causa del
terremoto de Lisboa:
Se hundió el techo del salón de honor,
donde se había pintado el gran fresco
que representaba la batalla de Lepanto,
y cayeron las cuatro torres de las esquinas,
que según las crónicas de Felipe II eran magníficas.
En siglos posteriores, el Palacio quedó abandonado
y sirvió como granero, establo, almacén, cárcel,
hospital, colegio...
Hasta que en 1948
los descendientes de Álvaro de Bazán se lo
ofrecieron a la Armada
como museo.
La Armada lo recibió en alquiler por una renta
simbólica:
una peseta al año.
Los marqueses se reservaron unas estancias
para su alojamiento privado.
El Palacio estaba por entonces en unas condiciones
lamentables,
pero la Marina lo fue restaurando
e instaló en la planta baja
uno de los archivos más importantes de España.
El Museo y Archivo Histórico General de la Marina
Española
“Álvaro de Bazán”,
filial del Museo Naval de Madrid,
gestionado por el Ministerio de Defensa.
En la actualidad, el Palacio está muy bien
conservado
y en él se han rodado películas
como “El rey pasmado” o “Alatriste”.
Todo el mundo cree que los sótanos del Palacio
tienen pasadizos secretos
que comunican con la Iglesia y otras partes del
pueblo
para garantizar la huida en caso necesario,
pero lo cierto es que está lleno de archivos de la
Marina,
y, si hubo alguna vez algún pasadizo,
debe de estar tapiado.
En 2008 murió la marquesa Casilda de Silva.
El actual titular del marquesado,
Álvaro Fernández-Villaverde y Silva, nacido en
Londres en 1943,
Duque de San Carlos y XV Marqués de Santa Cruz,
diplomático de carrera
y primogénito de la testataria Casilda de Silva,
ha declarado:
«La última voluntad de nuestra madre,
fue la de ceder a la sociedad española el palacio de
Madrid,
así como el de El Viso del Marqués, en Ciudad Real,
y el de Trujillo, en Cáceres,
para que todo el mundo pueda visitarlos.
Por el palacio de Viso,
mi madre percibía cada año una peseta en papel,
efigiada con el retrato de don Álvaro de Bazán,
el primer marqués de Santa Cruz,
como arrendamiento simbólico.
En cuanto al palacio de Trujillo,
fue cedido en usufructo a las monjas jerónimas
y es visitado por unas 5.000 personas cada año.
El palacio de Madrid ocupa la mayor parte de una
manzana
situada entre las calles del Limón y de Juan de
Dios,
y la planta baja está ocupada por un archivo
histórico.
Con la creación de una fundación,
los tres recintos amplían su apertura a la sociedad
y su conversión en museos,
tras el establecimiento del correspondiente
patronato.
A cambio de que el legado familiar permanezca
íntegro y unido.
La familia conservará una pequeña parte del espacio
palaciego
para estancia privada».
En los últimos años, se ha hablado
del posible traslado del Archivo a Madrid.
Afortunadamente, en 2012 la idea parece haberse
descartado...
***
Es asombroso, ese Palacio en medio de La Mancha.
La visita es gratuita y guiada.
A las 4 entra el primer grupo,
las señoras con las que coincidí en la iglesia.
Entro con ellas.
El guía cuenta anécdotas de éxito seguro:
- “El Marqués construyó un Palacio en el Viso
porque pudo y porque quiso”.
Es simpático. Habla bien.
En el segundo turno entran dos parejas mayores,
de la zona:
- ¡Lo que tenemos aquí y no lo conocíamos!
Le pregunto al guía si puedo volver a entrar con
el segundo grupo.
Entonces el guía me deja hacer fotos por libre
y me dice que si quiero hacer fotografías
en condiciones especiales, para algún estudio,
llame al brigada condestable, que no habrá
problemas.
***
El hijo de don Álvaro, de igual nombre que él,
siguió la tradición familiar
y fue otro destacado marino de la Monarquía.
En 1611, don Álvaro de Bazán y Manrique de Lara
fue nombrado Marqués del Viso por Felipe III.
Entonces Viso del Puerto cambió su nombre
por Viso del Marqués.
En el siglo XVI, sus vecinos definían Viso como
«lugar muy pasajero,
pues, como está al pie del Puerto y en el Camino
Real,
han de pasar todos los que van para Andalucía.
A la entrada del puerto hay una venta».
Pasaba por Viso el camino de Toledo a Andalucía.
Sus tierras fueron el escenario del episodio del
Quijote
en el que éste se enfrenta a los que transportan un
muerto
creyendo que es una dama que va forzada por
malandrines.
Pero la base del episodio es real:
Por ese camino se trasladó a escondidas en 1593
el cuerpo de San Juan de la Cruz,
para sacarlo de Úbeda, donde había fallecido,
y enterrarlo en Segovia.
Sin embargo, en el siglo XVIII Carlos III dispuso
la creación de las Nuevas Poblaciones de Sierra
Morena
y el trazado del nuevo Camino Real de Andalucía
por el desfiladero de Despeñaperros.
Con lo que el antiguo camino, que pasaba por Viso,
fue sustituido por el nuevo trazado, por Almuradiel.
A consecuencia de ello,
la población de Viso disminuyó notablemente
y el municipio perdió la dehesa de Almuradiel,
que se incorporó a la Corona
para construir una nueva población.
Algo más tarde ocurrió otro tanto con la Magaña,
en la vertiente sur del Muradal,
que también fue segregada de Viso
e incorporada a Santa Elena, ya en Jaén.
Almuradiel, actual entrada a Ciudad Real desde el
Sur,
está a pocos kilómetros de Viso.
En sus proximidades se inicia el paso de
Despeñaperros,
garganta labrada por el río Magaña
y que continúa siendo el acceso a Andalucía,
tanto por carretera como por ferrocarril.
Es una típica población de las fundadas por Carlos
III
para la colonización de Sierra Morena.
Se construyó en torno a una calle principal,
por la que cruzaba el Nuevo Camino Real de
Andalucía,
y actualmente dedicada al turismo de paso.
***
A las 6 de la tarde la plaza se queda desierta.
Se van los autobuses de turistas.
Un hombre me ve haciendo fotos
y me pregunta con tono de incredulidad:
- ¿Te gusta este pueblo?
Yo contesto:
- Sí. Es muy bonito, ¿no?
Él dice, sin convicción:
- Bueno... No está mal.
Seguramente, en vez de la iglesia y el palacio,
él preferiría un poco más de modernidad.
Me observa mientras hago fotos. Dice, risueño:
- Hazle una a la cigüeña ahora que está bien
tiesa.
Por la tarde la estación de Almuradiel sigue
cerrada.
Una estación cerrada en medio de la nada.
Como en las películas del Oeste.